“La Revisión Técnica: ahora más urgente que nunca… ¡pero no por las razones que usted cree!”

Ciudadanos, conductores, motocarros, motos y toda forma de locomoción terrestre que haya sobrevivido al apocalipsis vial de Iquitos: ¡atención!

Ha llegado el momento de asumir nuestra responsabilidad como pueblo civilizado:

¡Debemos cumplir con la Revisión Técnica!

No por seguridad vial, claro.

Tampoco porque las pistas estén en condiciones que ameriten conducción técnica.

Y ni pensar que es por amor a la ciudad.

Es por supervivencia. ¡Por pura y elemental defensa propia!

Porque, ¿quién necesita un vehículo en buen estado para circular por avenidas que parecen haber sido bombardeadas en un conflicto intergaláctico?

Aquí no se trata de que la suspensión o los frenos te fallen por el uso, sino que te los reviente una pista con más cráteres que la superficie lunar.

La verdadera prueba técnica no la pasa tu vehículo, la pasan tus riñones.

Pero ojo, no nos confundamos.

La Revisión Técnica no sirve para garantizar el orden, sino para prepararte psicológica, emocional y económicamente para sobrevivir al saqueo organizado por la municipalidad.

Porque lo cierto es que no es el tráfico el que te pone en peligro.

Ni los buses chatarras.

Ni los motocarros sin luces, sin frenos, sin alma.

El verdadero riesgo en esta ciudad no está sobre el volante. Está detrás de un escritorio.

Ahí están: los gerentes municipales, regidores siempre en silencio cómplice, funcionarios “fiscalizadores” con pechera y ojos calculadores, y los empleados del depósito que te cobran hasta por mirar tu moto.

Un aparato municipal minuciosamente afinado, como una máquina suiza, para una sola cosa: ¡exprimirte!

Y tú, ingenuo ciudadano, creías que estabas siendo “fiscalizado”. 

No, amigo. Estás siendo ordeñado.

Eso sí, no digas que no te dieron opciones.Siempre te ofrecen “alternativas” para “acelerar el trámite”, porque la corrupción aquí no es un accidente, es parte del sistema operativo.

¿Quieres pagar tu multa de 2,580 soles?

Claro que sí.

Pero también puedes “arreglar” por fuera, con descuento. Todo es cuestión de “negociar” en la ventanilla correcta.

Y mientras tú haces malabares para cumplir con tu Revisión Técnica, la municipalidad no se somete a ninguna.

Sus pistas, en evaluación: reprobadas.

Su transporte urbano: colapsado.

Su capacidad de planificación: desahuciada.

Su ética de gestión: inexistente.

Pero eso sí: tú, contribuyente, tienes que cumplir.

Ellos, tienen que cobrar.

Y así va funcionando este ecosistema donde los ciudadanos son la única especie en peligro de extinción.

Así que ya sabes, amigo conductor:

Pásate tu Revisión Técnica. No por seguridad, sino por defensa.

Porque el gran peligro no es chocar en una curva…

Es cruzarte con una batida municipal que no reconoce ni derechos, ni lógica, ni vergüenza.

Y si por mala suerte te llevan al depósito, recuerda que no es un centro de servicio, es un coliseo romano donde tú eres el cristiano… y ellos, los leones

Alberto Vela 

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