“ESTO DEBE DETENERSE”: EL GRITO DE ALERTA FRENTE AL NUEVO HOSPITAL DE LORETO

“¡ESTO DEBE DETENERSE!”, escribió el ciudadano Jammer Ramírez en una reflexión que debería retumbar en cada oficina pública de Loreto y en cada despacho de control del país. Y no es exageración: el riesgo de dejar a medio millón de loretanos sin hospital es real, tangible y puede repetirse la pesadilla que ya conocemos.

Porque aquí nadie parece aprender la lección: el Hospital Iquitos lleva casi diez años paralizado, condenado al abandono, convertido en un monumento a la desidia y la corrupción. Diez años en que los pacientes han tenido que recibir una atención indigna en un local alquilado, improvisado, sin las condiciones mínimas de salubridad ni la capacidad para responder a emergencias. Ese fracaso monumental debería bastar para que cualquier autoridad actúe con prudencia. Pero en vez de corregir, el gobernador repite el mismo libreto. ¿Quién nos garantiza eficiencia?

Hoy anuncia con fanfarria la “obra emblemática”: un nuevo Hospital Regional de Loreto valorizado en casi mil millones de soles. Una cifra que, a todas luces, roza la sobrevaloración en una región donde las postas médicas carecen de equipos básicos, las ambulancias son pocas y muchas veces inservibles, y el personal médico trabaja sin insumos ni medicamentos. ¿Cómo se explica que, con necesidades tan urgentes y concretas, se apueste por un megaproyecto plagado de dudas?

Las irregularidades están a la vista:

·         El expediente técnico tiene serias observaciones del Organismo Especializado para las Contrataciones Públicas Eficientes - OECE y la Contraloría.

·         La buena pro fue entregada a un consorcio desconocido, sin experiencia probada en construcción de hospitales de esta magnitud.

·         El riesgo de una paralización es altísimo, repitiendo la historia del Hospital Iquitos.

·         Y aun si se terminara, puede ocurrir lo mismo que ya pasó con otros “megahospitales” en el Perú: quedar como cáscaras de concreto sin el personal médico necesario, porque el Minsterio de Salud – Minsa, no asigna plazas ni presupuestos para sostener semejante infraestructura.

Ramírez lo resume con lucidez: no se puede destruir lo poco que funciona para alimentar un negocio político y constructor. El Hospital Regional de Loreto no necesita demolición, sino reequipamiento, remodelación y ampliación de servicios.

Y si realmente existe la voluntad de invertir y mejorar el sistema de salud, la ruta es clara: con el mismo presupuesto que se quiere gastar en un solo hospital de mil millones, se podría construir un hospital del tamaño del Hospital Iquitos (200 millones de soles) en la zona sur de la ciudad —San Juan y carretera a Nauta—, y además levantar hospitales en Nauta, El Estrecho, Caballo Cocha, Requena. Eso sí sería fortalecer el sistema de salud regional, ampliando cobertura y acercando servicios a las poblaciones más aisladas.

Por eso resulta grotesco escuchar la cantaleta oficialista de que con este “nuevo hospital regional” se está fortaleciendo la salud en Loreto. Lo que se está haciendo es lo contrario: concentrar todo en un megaproyecto incierto, dejar desprotegida la ciudad durante su construcción, y repetir la historia de paralización, sobrecostos y frustración que ya conocemos.

Con 1000 millones de soles se pudiera construir (sin robar) 5 hospitales tipo Hospital Apoyo Iquitos. Hoy sin funcionar por la incapacidad de la gestión de René Chavez

Un patrón que se repite en todo el Perú

Loreto no sería el primero en caer en esta trampa. El país está lleno de ejemplos de hospitales millonarios que fueron presentados como “obras emblemáticas” y hoy son monumentos al fracaso y la corrupción:

·         Hospital de Piura (Essalud): presupuestado en S/ 520 millones, lleva años de retraso, arbitrajes millonarios y aún no funciona plenamente.

·         Hospital de Puno: paralizado por irregularidades en su construcción, con denuncias de sobrecostos y procesos judiciales abiertos.

·         Hospital Lorena (Cusco): valorizado en más de S/ 600 millones, lleva más de 10 años inconcluso, con varios contratos resueltos y sin fecha cierta de entrega.

·         Hospital de Moquegua: cuestionado por incrementos en el presupuesto y retrasos, pese a haber sido impulsado directamente desde el Ejecutivo.

·         Hospital de Ayacucho: con un presupuesto inicial de S/ 300 millones, terminó triplicando costos y aún no brinda servicios completos.

·         Hospital Apoyo Iquitos: Todos sabemos que es lo que está pasando con esta administración regional ineficiente e incapaz que no tiene fecha de conclusión aunque René diga que su entrega será en noviembre de este año.

El patrón es idéntico: megaproyectos hospitalarios con presupuestos inflados, empresas sin experiencia, observaciones de los órganos de control, paralizaciones interminables, arbitrajes, y al final, hospitales que no funcionan o lo hacen a medias o que nunca se concluyen.

Consejo regional de Colegio Medico de Loreto: "Esta boca no es mía"

La pregunta que nadie responde

En este contexto, la pregunta que se hace el ciudadano Jammer Ramírez es inevitable:

·         ¿Qué dice el Colegio Médico ante la amenaza de dejar a Iquitos sin hospital en funcionamiento?

·         ¿Qué dice la Contraloría, que ya tiene alertas en el expediente?

·         ¿Qué dice la Defensoría del Pueblo, que debería defender el derecho básico a la salud?

·         ¿Qué dice el Minsa, que sabe perfectamente que sin plazas médicas, presupuesto y equipamiento sostenido, cualquier megahospital es solo un cascarón vacío?

El silencio de estas instituciones es tan grave como la decisión del gobernador. Porque cuando la vida de 500,000 personas está en juego, callar también es complicidad.

La advertencia final

La voz ciudadana ya habló, y es contundente: “Esto debe detenerse”.

No se trata de estar a favor o en contra de un hospital. Se trata de tener sentido común, de aprender de la historia reciente y de no condenar otra vez a Loreto a un engaño multimillonario que puede costar vidas.

Si lo que se busca es fortalecer la salud, la inversión debe distribuirse en varios hospitales provinciales y distritales, además de reforzar el equipamiento, el personal y los servicios del actual Hospital Regional de Loreto. Todo lo demás es estafa en un negocio disfrazado de obra emblemática.

Alberto Vela



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