EL APURO DE LOS BRIBONES: CUANDO LA OBRA IMPORTA MENOS QUE LA COIMA
El Periódico Luz Verde lo dijo sin medias tintas: el
proceso para la obra “Mejoramiento y Ampliación de los Servicios de Salud
Especializados del Hospital Regional de Loreto Felipe Arriola Iglesias –
Punchana – Maynas – Loreto”, valorizada en más de mil millones de soles,
está hundido en vicios técnicos y administrativos que gritan nulidad. Si los
tiempos se han cumplido, el pasado viernes pudo haberse convertido en un día
fatídico par Loreto: la entrega de la Buena Pro para el hospital, sin importar
que el proyecto sea una bomba de tiempo.
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No es apuro por servir al pueblo ni por ejecutar una obra vital. |
La memoria de cálculo es un desastre, los estudios
topográficos parecen dibujados en servilleta, las polinómicas no cierran ni con
magia, los planos no cuadran y las especificaciones técnicas parecen invento de
pasillo. En cualquier escenario serio, este expediente estaría enterrado y
vuelto a hacer. Es decir, un expediente técnico que debería archivarse de
inmediato por inviable, pero que, contra todo sentido común, se ha convertido
en la obsesión del GOREL.
Resumen objetivo de hechos verificables
· La Contraloría realizó un control simultáneo
(Informe Hito de Control N° 001-2025-OCI/5345-SCC) que concluye que el
expediente técnico no contiene evidencias que justifiquen el incremento de
costos y detectó partidas sobreestimadas que generan un sobrecosto de S/
28,280,939.94. Contraloría PerúGobierno del Perú
· La Contraloría también advirtió (Informe de Hito
N.º 002-2025) que 231 equipos y mobiliarios por S/102,270,087.90 carecen
de especificaciones técnicas públicas, situación que puede ser causal de
nulidad. Gobierno del Perú
· El proceso de contratación tuvo al menos una
nulidad y sucesivas revisiones: hubo convocatorias (2024–2025) que cayeron y se
reiniciaron, y el SEACE registra sucesivas etapas y modificaciones del
expediente. Fuentes de seguimiento de licitaciones muestran ese historial de
convocatorias/nulidades y nuevas convocatorias. TodoLicitaciones Diario La Región
· El Tribunal del OECE (TCP) emitió la Resolución
N.º 3995-2025-TCP-S5 que revocó —en un caso relacionado (la supervisión del
Plan de Contingencia)— una adjudicación irregular, devolviendo la buena pro al
consorcio que legítimamente ganó la evaluación. Esto documenta que comités de
selección actuaron de forma cuestionable en por lo menos una contratación
vinculada al mismo conjunto de procesos. Gobierno del Perú
· En la contratación de obras de “contingencia” y
supervisión se registran adjudicaciones a empresas con cuestionable
experiencia y/o fórmulas de consorcio que la prensa investigativa ha puesto
en foco (por ejemplo, el caso de Lucero Nicole Coca Condori y su empresa LC
& EC). Investigaciones periodísticas documentan cómo estas figuras han
obtenido adjudicaciones en varios gobiernos regionales y alertan sobre el uso
de consorcios donde la experiencia la “presta” un socio con mínima
participación. Epicentro TV Luz Verde
Si no hay más “caídas”, el viernes 21 de febrero 2025 debe darse la buena pro decia el Diario La Región. La segunda vez que hacian la prueba de entregarlo.
Una adjudicación amañada que no se detiene ni ante la
nulidad evidente.
“La obra es mía y la
adjudico cuando me da la gana”: en lugar de
corregir, René Chávez insiste en repetir convocatorias con el
mismo expediente malogrado, como si la porfiada terquedad pudiera convertir la
chapucería en ingeniería. Y todo porque, si los tiempos se cumplen, el viernes pasado, puede convertirse en un día fatídico: la entrega de la Buena Pro para el
hospital, sin importar que el proyecto sea una bomba de tiempo. La consigna es
clara: adjudicar sí o sí, aunque el expediente huela a podrido.
La pregunta es obvia: ¿qué
explica tanto capricho? ¿Por qué ese apuro desenfrenado por adjudicar? ¿De
repente la gestión regional se volvió patriota y quiere salvar la salud de
Loreto a toda costa? Jajajá, por favor. No es apuro por servir al pueblo ni por ejecutar una obra vital. El
apuro es por asegurar el negocio antes de que se caiga el tinglado.
Detrás del expediente viciado no hay errores inocentes, hay compromisos. La coima ya está pactada, el ganador ya está elegido, las tajadas ya tienen dueño. Y si alguien osa recordar que la ley exige rehacer el expediente, para ellos no es un llamado a la legalidad: es una amenaza al banquete.
Con licencia para pisotear la ley
La seguridad con la que se mueven roza lo grotesco. Avanzan
como si tuvieran blindaje de titanio: la Contraloría mirando al techo, la
Fiscalía echando la siesta, jueces de brazos cruzados y la prensa local está
bien aceitada para callar. Y no están solos en este carnaval de silencios: la
OSCE, que debería garantizar la transparencia en los procesos de contratación,
finge que no pasa nada.
Los dirigentes de Construcción Civil, que “velan por el
desarrollo de la región”, tan preocupados por la falta de energía, hoy parecen
más notarios que fiscalizadores, siempre listos para legitimar con discursos de
ocasión lo que luego termina en fierros oxidados y obras abandonadas.
A su lado, el Frente Patriótico de Loreto y el pomposo Grupo
Técnico de Iquitos (GTI) se esconden detrás de comunicados tibios o del
silencio más absoluto, como si lo suyo fuera un club de debates y no la defensa
de la ciudad. La Fiscalía de Prevención del Delito, tan celosa cuando se trata
de pequeños comerciantes o de protestas ciudadanas, ahora prefiere hacerse la
desentendida.
Y mientras tanto, los partidos políticos y sus candidatos
locales, esos que deberían estar levantando la voz frente a un saqueo que
hipotecará el futuro de Loreto, guardan un mutismo cómplice: no quieren
arriesgar la herencia envenenada que están dejando, porque saben que mañana les
tocará administrar los despojos de esta estafa con disfraz de modernidad.
La táctica es clara: repetir convocatorias hasta cansar a todos (ya van por la tercera), desgastar a los técnicos que observan, aburrir a los ciudadanos que denuncian. Es la vieja fórmula del hartazgo: insistir en la trampa hasta que pase por cansancio.
Una maniobra tan
cómica
Pero lo sentimos, bribones: ya los hemos descubierto. Su
maniobra es tan evidente que provoca risa. Nos quieren vender como urgencia lo
que en realidad es apuro por cobrar. Quieren disfrazar un negociado de servicio
público. Pretenden que la coima entre al quirófano como si fuera bisturí.
Pues no. Aquí no hay voluntad de servir, hay voluntad de
robar. No es por el hospital, es por la tajada. No es por Loreto, es por el
botín.
Y eso, en un país que ha visto esta película mil veces, solo
se resume, en una palabra: descaro puro y duro.
Alberto Vela
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