Sedaloreto: el pozo sin fondo de la burocracia inútil
En Iquitos todos saben que Sedaloreto no vende agua: vende excusas. Su nombre debería leerse al revés: “Sed a Loreto”, porque cada familia, cada barrio y cada negocio vive con la garganta seca mientras esta empresa estatal se llena los bolsillos de millones.
La historia es tan absurda como repetitiva:
·
El Estado ha inyectado ingentes sumas de
dinero a Sedaloreto para “mejorar el servicio”.
·
Se creó incluso un organismo especial, la OTASS,
para “rescatar” a las EPS quebradas como esta.
·
Y como si fuera poco, se supone que existe la
SUNASS, la “supervisora” que debería defender al usuario.
¿Y qué tenemos después de tanto aparato, tanto papel y
tanta planilla? Lo de siempre: agua turbia, altos cobros, colas
interminables para reclamos y promesas incumplidas.
La burocracia: un monstruo inútil y caro
Vi un grafiti en la pared que lo resumía en pocas palabras:
“Si un servicio público no funciona es porque su
burocracia es inútil, ineficiente y corrupta.”
No hay que ser ingeniero hidráulico para entenderlo. La
burocracia en Sedaloreto funciona así:
·
Inútil, porque nunca
resuelve lo básico: agua limpia en los caños.
·
Ineficiente,
porque cualquier fuga demora meses en repararse y cada trámite parece diseñado
para perder tiempo.
· Corrupta,
porque los contratos de cisternas, químicos y ampliaciones de red terminan en
los bolsillos de los mismos grupos de siempre. ¿Cuando el agua será potable?
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UNA NUTRIDA BUROCRACIA INEFICIENTE E INUTIL |
OTASS: el “bombero” que aviva el incendio
La famosa OTASS se creó para “rescatar” empresas
de agua en crisis. En el caso de Sedaloreto, lo único que ha rescatado es el
sueldo de sus funcionarios. Llegaron como salvadores y terminaron como burócratas
de escritorio que hablan de planes de “modernización” mientras los vecinos
siguen comprando bidones.
Su papel se reduce a redactar informes y pedir más
presupuesto. En la práctica, OTASS es un buzón de excusas con sueldo dorado.
SUNASS: el árbitro que siempre pita a favor
del fracaso
La SUNASS, el regulador, debería ser el defensor
del pueblo frente a los abusos tarifarios. Pero en Loreto es un cero a la
izquierda.
·
Nunca frena los cobros abusivos.
·
Nunca obliga a la empresa a compensar a los
usuarios.
·
Nunca responde a tiempo las quejas.
En resumen: SUNASS actúa como un árbitro comprado que
siempre encuentra una falta del pueblo y nunca ve las patadas que mete
Sedaloreto.
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A LA SUNASS LA GENTE LLEGA A HACER UN RECLAMO SOLO EN SU PUBLICIDAD |
El negocio de lo ineficiente
Lo más insultante es que esta cadena de fracasos sale
más cara al pueblo.
·
Tarifas que suben porque “hay que cubrir
costos operativos”.
·
Obras inconclusas o mal hechas que se financian una y otra
vez.
·
Gasto extra de las familias en cisternas,
bidones y medicinas por enfermedades estomacales.
En Loreto, el agua potable no solo es mala: es el lujo
más caro que paga una familia pobre.
El costo oculto: salud y dignidad
Mientras Sedaloreto y su burocracia se reparten
presupuestos, el pueblo paga con su salud:
·
Niños con diarreas y parásitos.
·
Madres que hierven agua horas para no
enfermar a sus hijos.
·
Negocios pequeños que deben gastar más en
agua que en materia prima.
Y, sobre todo, el costo de la humillación: hacer
cola para reclamar un recibo mal cobrado, para pedir una cisterna, para suplicar
un derecho básico.
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BUROCRATAS INUTILES DE OTASS. PURO POSE. |
La ecuación perfecta de la impunidad
Sedaloreto no está sola. Forma parte de un triángulo
perfecto de burocracia ineficiente:
1. Sedaloreto: el
pozo sin fondo donde desaparecen los millones y nunca llega el agua.
2. OTASS: el
organismo “rescatista” que nunca rescata nada, pero cobra como si lo hiciera.
3. SUNASS: el
regulador que nunca regula y que mira al costado cuando el pueblo paga por aire
en vez de agua.
Los tres juntos garantizan que el problema sea eterno: un
negocio de la ineficiencia, donde los únicos que pierden son los
usuarios.
Sedaloreto: el agua que nunca llega
En Loreto, el agua potable es un chiste cruel. Sedaloreto
lleva años recibiendo millones del Estado, planes de rescate de la OTASS y la
mirada inútil de SUNASS. ¿Y qué logró? Nada.
El problema del agua potable sigue igual:
·
No llega a todos los hogares.
·
Cuando llega, es de mala calidad y nadie
confía en tomarla.
·
Las familias gastan el doble: pagan su recibo
y además deben comprar agua de mesa o cisternas.
¿Eso es eficiencia? ¡No! Eso es robo legalizado con
uniforme de empresa pública.
Sedaloreto no solo es ineficiente, es un sistema
corrupto que convirtió un derecho básico en un negocio de pocos. Y OTASS y
SUNASS son cómplices, porque miran al costado mientras el pueblo paga por agua
sucia o inexistente.
En Loreto el agua potable debería ser un derecho, pero
hoy es un lujo. Y el único caño que nunca se seca es el de la corrupción.
Conclusión demoledora
En Loreto, el agua potable se volvió una metáfora de la
política peruana: se cobra caro, no se entrega nada y los burócratas siempre
encuentran a quién culpar.
Sedaloreto debería ser la empresa que apaga la sed del
pueblo. En la práctica es lo contrario: un monumento a la ineficiencia, un
negocio corrupto y un insulto a la dignidad de los loretanos.
Y mientras OTASS y SUNASS sigan haciéndose los ciegos, el
único caño que funcionará a la perfección será el de la corrupción.
Alberto Vela
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