FELICES FIESTAS PATRIAS PATRIOTAS
Ser patriota no es amar símbolos: es amar a la gente. No es gritar “¡Viva el Perú!” con la boca llena y el corazón vacío. Ser patriota es comprometerse con la justicia, con la dignidad, con la verdad.
Un patriota
no es quien pone una bandera en su casa en julio, sino quien no pone precio
a su conciencia todo el año. No es quien marcha al paso, sino quien camina junto a su pueblo,
especialmente en los momentos difíciles.
No es quien viste uniforme, sino quien se desnuda de egoísmo para servir a
otros.
Un
patriota no calla ante la injusticia
Ser
patriota es alzar la voz cuando se reprime al pueblo.
Es defender a los que son olvidados por el Estado, los que viven en cerros, en
riberas, en márgenes.
Es denunciar la corrupción aunque venga disfrazada de autoridad.
Es exigir que el país no se gobierne para los poderosos, sino para los millones
que lo trabajan y lo sufren.
Un patriota
no traiciona a su tierra por un contrato, ni guarda silencio ante el crimen por
comodidad.
Un
patriota no vende su país
Ser
patriota es no entregar los recursos del país al mejor postor.
Es no permitir que los bosques, los ríos, el litio, el gas, el petróleo, el
agua, se repartan entre empresas mientras el pueblo vive en la miseria.
Es pelear
para que las riquezas del Perú sirvan al desarrollo del pueblo peruano,
no para engordar cuentas extranjeras ni bolsillos de políticos traidores.
Un
patriota construye soberanía, no dependencia
Un patriota
defiende que el Perú decida su propio rumbo, no que reciba órdenes de
Washington, del FMI, de multinacionales o de embajadas.
Ser
patriota es trabajar por una educación liberadora, una salud digna, una
economía que no dependa de migajas, una democracia que no sea de cartón.
patriota cuida la memoria, honra la lucha y
siembra futuro
Ser
patriota es recordar a los que dieron su vida por justicia, no
olvidarlos en la bruma de los discursos oficiales.
Es honrar a los pueblos indígenas, a los campesinos, a los obreros, a los
mártires de la patria real.
Y también
es soñar con un Perú diferente y trabajar cada día para que ese sueño
sea colectivo.
En
resumen:
Un
patriota no obedece al poder. Obedece a su pueblo.
Un patriota no adora la bandera. La llena de contenido.
Un patriota no se arrodilla ante los símbolos. Se levanta por los
principios.
A esa
chusma política corrupta en ejercicio del poder y a los que están en campaña,
que están conduciendo al país velozmente al abismo.
Feliz mes de la patria, ratas de corbata:
ustedes ya lograron lo imposible
Un
homenaje sarcástico a quienes destruyeron al Perú en tiempo récord
Queridos
congresistas del descaro, excelentísimos ministros del desfalco, estimadísimas
autoridades del soborno, distinguida presidenta de la represión gourmet, y
honorables candidatos reciclados del estercolero político:
En este mes
de la patria, permítanme felicitarlos de todo corazón. Ustedes —con esfuerzo,
disciplina y una voracidad admirable— han logrado lo que ni la colonia, ni
la guerra con Chile, ni el terrorismo, ni la pandemia pudieron hacer: convertir
al Perú en un país fallido, sin rumbo, sin moral, sin esperanza.
Gracias,
muchas gracias.
Gracias
por convertir la política en una feria de rateros sinvergüenzas
Gracias por
enseñarnos que la política no es servicio, sino saqueo. Que el Congreso es una
cooperativa de impunidad. Que gobernar no es garantizar derechos, sino
garantizar negociados.
Gracias por
competir cada semana a ver quién roba más, miente mejor y traiciona con más
estilo. Lo hacen tan bien que a veces uno se pregunta si no están todos en
una mafia multinivel donde se reparten el país como si fuera una caja china.
Gracias
por celebrar la patria mientras la venden por partes
En este mes
patrio, ustedes no se olvidan de los símbolos: cuelgan su banderita en el
palacio, entonan el himno con la mano en el pecho y la otra en el bolsillo
ajeno, y se paran firmes ante el desfile, como si no tuvieran la conciencia
arrastrada por el fango.
Pero
mientras cantan “somos libres”, están firmando contratos corruptos,
concesionando el país a empresas extranjeras, subastando los recursos como si
fueran dueños de todo.
No hay
duda: su patria no es el Perú. Su patria es el billete, el sobre, el
contrato amarrado, la licitación trucha, la coima con desayuno incluido. Y
en esa patria de ustedes no entra nadie más.
Gracias
por educar a los jóvenes… en cómo NO ser
Ustedes son
pedagogos del cinismo. Nos enseñan que el mérito no vale nada, que la honradez
es de tontos, que decir la verdad te cuesta el cargo. Enseñan a los niños que
lo importante no es ser bueno, sino caer bien al corrupto de turno.
Han
reemplazado la ética por el cálculo, la decencia por la cuota de poder, el
idealismo por la angurria. ¡Y encima piden respeto!
Ustedes son
el ejemplo vivo de lo que nunca debemos volver a ser.
Gracias
por arruinar el futuro y robarnos incluso la esperanza
Han
saqueado tanto que ya no queda ni la ilusión. Hoy el país está podrido por
dentro:
- Un sistema de salud que se cae
a pedazos mientras ustedes viajan al extranjero a curarse una gripe.
- Una educación pública en
ruinas, porque el pueblo educado no vota por bandidos.
- Un sistema judicial que huele a
favores, amenazas y blindajes.
- Un Congreso que es un mercado
de favores con precio al por mayor.
Mientras
tanto, el joven que estudia no encuentra trabajo, el campesino que siembra no
tiene agua, el niño que enferma no tiene medicina. Pero ustedes, eso sí, tienen
escoltas, dietas, bonos, pasajes y jugosas pensiones aseguradas.
Ustedes
no son la patria. Ustedes son la metástasis
No se
equivoquen: ustedes no representan al Perú. Representan lo peor que ha
parido este país: la hipocresía con banda presidencial, el crimen
disfrazado de ley, la traición en horario estelar.
Son los
herederos del gamonalismo, del colonialismo, del servilismo. Los tataranietos
del virrey, pero sin elegancia. Los hijos de la corrupción y el descaro.
Ustedes no
gobiernan: parasitan.
La única
patria que aman es su cuenta bancaria
Porque eso
sí hay que reconocerlo: son patriotas, pero de otro tipo.
Patriotas de Suiza. De Panamá. De las Islas Caimán.
Patriotas del lobby minero, de la coima constructora, del club de la Repsol.
Su bandera es verde. Su escudo es un maletín. Su himno, el sonido del cajero
automático.
Pero no
se confíen: la historia no se olvida
Hoy están
arriba, pero no lo estarán siempre. Porque el Perú verdadero —ese que madruga,
que trabaja, que resiste, que cría hijos en medio del barro— ya no les cree,
ya no los respeta, ya no los aguanta.
Y cuando
ese pueblo se canse del todo, no habrá blindaje que los salve, ni fuga que los
alcance.
Así que
disfruten su mes, corruptos. Celebren entre ustedes. Desfilen en sus oficinas
con su gallardete de cinismo.
Porque
cuando el Perú despierte de verdad,
ustedes serán solo un mal recuerdo en los libros de vergüenza nacional.
Otro homenaje
infame en el mes de la patria —esta vez a los verdaderos operadores del
blindaje: jueces, fiscales, magistrados del Tribunal Constitucional,
defensores de los intocables… y enterradores de la justicia.
Feliz mes de la patria, sepultureros de la
justicia
Un
tributo venenoso a los magistrados que juraron servir al país... y terminaron
sirviendo a las mafias
Queridísimos
fiscales que archivan con precisión quirúrgica,
Honorables jueces que dictan sentencias por delivery,
Excelentísimos magistrados del Tribunal Constitucional que hacen malabares
jurídicos para proteger a los poderosos,
Distinguida Junta Nacional de Justicia que duerme como una piedra cuando la
justicia sangra…
Hoy, en el
mes de la patria, no podíamos olvidarnos de ustedes: los verdaderos
arquitectos del país fallido.
Gracias
por haber convertido la justicia en un negocio de élites
Gracias por
enseñarnos que en el Perú la justicia no es ciega, pero sí tuerta... y muy
selectiva.
Que el peso de la ley depende del apellido, del cargo, del amigo, del partido.
Gracias por
castigar con cárcel preventiva al que roba pan, mientras blindan al que roba
millones.
Gracias por perseguir con saña a los que protestan, pero proteger con manto
sagrado a los grandes corruptos, a los golpistas, a los genocidas disfrazados
de demócratas.
Ustedes no
interpretan la ley: la estiran, la doblan, la tuercen y la venden.
Gracias
por haber institucionalizado el blindaje selectivo
Gracias,
fiscales de la impunidad, por aparecer solo cuando la prensa presiona.
Por callar cuando hay que investigar a los que están en el poder.
Por “perder” expedientes estratégicos. Por “cambiar de fiscal” justo cuando el
caso empieza a oler feo para los de arriba.
Y gracias a
ustedes, jueces con toga de terciopelo mafioso, por dictar sentencias que
parecen escritas por los abogados del acusado.
Por hacer audiencias eternas para que prescriban los casos.
Por aplicar el “criterio de oportunidad” a medida del cliente.
Ustedes sí que entienden el verdadero sentido de la justicia… como negocio.
Gracias,
Tribunal Constitucional, por ser el taller de costura del poder
Ustedes no
interpretan la Constitución: la diseñan al gusto del cliente político.
Cuando el Congreso quiere blindarse, ustedes le dicen “¡adelante!”.
Cuando el Ejecutivo quiere reprimir sin freno, ustedes aplauden desde sus
poltronas.
Cuando el pueblo reclama derechos, ustedes los declaran “inviables”.
La patria
no les interesa. Lo que les interesa es que no se les acabe el bufet del
privilegio.
Gracias
por proteger a los asesinos del pueblo con tecnicismos legales
Gracias por
dejar libres a los que dispararon en Ayacucho, Juliaca, Andahuaylas.
Gracias por impedir que se investigue a los altos mandos.
Gracias por convertir el crimen de Estado en “uso proporcional de la fuerza”.
Gracias por declarar “inconstitucional” el derecho a la verdad cuando incomoda
al régimen.
Ustedes
son el escudo perfecto del crimen institucional.
Y encima tienen la cara de hierro para hablar de “estado de derecho”.
Su
patria no es el Perú. Su patria es el expediente bien pagado
Su bandera
es el sobre sellado.
Su himno, el sonido del archivador cerrándose.
Su escudo, la toga manchada de silencio.
Ustedes no
juran por la justicia. Juran por su red de favores, por su jubilación
dorada, por sus contactos que les garantizan impunidad.
Y aún así
pretenden respeto. ¡Qué descaro!
Pero el
pueblo ya los vio. Y no les cree.
Los
peruanos ya sabemos que no hay justicia para nosotros.
Sabemos que la ley es un privilegio de clase.
Que el derecho solo se aplica cuando no molesta al poder.
Y cuando el
pueblo despierte del todo,
ni sus escudos, ni sus amigos, ni sus blindajes los van a salvar.
Así que
celebren, magistrados de la miseria moral.
Desfilen
con sus togas. Brinden con su champán de impunidad.
Pero sepan que el juicio del pueblo —ese sí— está en marcha.
Y no prescribirá.
Llegó el
turno de los reyes del descaro, de esa cueva de sinvergüenzas llamada
Congreso de la República, y en especial —porque se lo han ganado con
creces— a los congresistas por Loreto, esos patriotas de bolsillo que
cambian los sueños del pueblo por almuerzos ejecutivos, viáticos dorados y
mochas al personal.
Homenaje patrio al Congreso de la
podredumbre
Y a
sus dignísimos representantes por Loreto, héroes del “mocha y lobby” nacional
Feliz mes
de la patria, honorables padres de la decadencia nacional.
Qué sería del Perú sin ustedes, congresistas de la república que transformaron
el hemiciclo en un mercado de coimas, un club privado de privilegios, y un
museo viviente de la miseria moral.
¡Qué sería
del país si no tuviéramos sus discursos vacíos, sus leyes amañadas, sus
blindajes mutuos, sus selfies hipócritas con la bandera! ¡Cuánta falta nos
harían sus viajes sin retorno, sus mochadas, sus lobbies disfrazados de
proyectos de ley!
Gracias,
Congreso, por ser el verdadero motor de la decadencia nacional
Ustedes no
legislan: negocian.
Ustedes no fiscalizan: extorsionan.
Ustedes no representan al pueblo: lo venden al mejor postor y con vuelto
incluido.
Dicen
defender la patria, pero han convertido el Congreso en una oficina de cobranzas
de las grandes empresas, de las mafias regionales, de las ONG carroñeras, de
los contratistas eternos.
Gracias,
Congreso, por enseñarnos que en el Perú el crimen no solo paga: se premia
con inmunidad, despacho, asesores, pasajes y bonos.
Y ahora,
un aplauso especial para nuestros congresistas por Loreto
¡Qué
orgullo loretano!
Qué inspiración verlos desfilar por los pasillos del poder con la frente en
alto y las manos bien ocupadas... en cobrar cupos, gestionar mochas y levantar la
mano cuando hay que votar lo que dicta el patrón.
¿Leyes para
el desarrollo de Loreto? ¡Qué aburrido!
¿Fiscalización a GenRent, a Upland, a los contratos que saquean el petróleo y
la energía regional? ¿Y eso con qué se come?
Ustedes no
llegaron al Congreso para defender Loreto.
Llegaron para defender su propio banquete.
¿Y el
pueblo? ¡Que siga remando, pues!
Mientras
Iquitos se apaga en apagones, ustedes brillan con el flash de la impunidad.
Mientras los hospitales colapsan, ustedes se operan en clínicas privadas.
Mientras los jóvenes migran porque no hay trabajo ni futuro, ustedes migran…
pero de bancada en bancada, según el mejor postor.
Mientras el
pueblo exige respeto, ustedes siguen celebrando sus alianzas con corruptos,
vendiendo su voto, decorando su oficina, contratando a la familia.
El
patriotismo no les entra ni por el forado del sueldo
Hablan de
“patria” mientras se sirven del Estado como si fuera una caja chica personal.
Se llenan la boca con la palabra “pueblo”, pero si ven a un loretano indignado
en la calle, piden que lo repriman.
Se cuelgan la banda de la región, pero la usan como servilleta en cada comida
con lobistas.
Ustedes
no representan a Loreto.
Representan el fracaso ético de toda una clase política.
Pero no
se confíen, honorables cómplices del colapso
El pueblo
aún aguanta, sí, pero no olvida.
Y cuando la paciencia se agote, no habrá maletín, ni fuero, ni blindaje que los
proteja de la verdad que viene con furia y memoria.
Porque la
historia se escribirá no con su “hoja de vida”, sino con la hoja de ruta de sus
traiciones.
Así que
feliz mes de la patria, congresistas por Loreto.
Brinden con
champán sobre la sangre de los olvidados.
Pero recuerden: su fiesta es la cuenta regresiva del juicio popular.**
Y en ese
juicio, no hay fuero.
Solo vergüenza, repudio y condena histórica.
No podía
faltar nuestro saludo patrio a ese “poder sin votos” pero con micrófono en
mano: el periodismo servil, ese que con disfraz de “objetivo” y
“neutral”, normaliza el saqueo, justifica la represión, blanquea a
corruptos y persigue a quienes piensan distinto.
Claro que se merecen un homenaje patrio. Uno a la altura de su “ética de
alquiler”.
Feliz mes de la patria, plumíferos del
poder:
periodistas
con precio, no con principios**
En este mes
de la patria, no podemos olvidar a esos soldados sin uniforme que cumplen
fielmente su deber patriótico: defender al poder, mentir por encargo,
desinformar con elegancia y silenciar con cinismo.
Son los que
se sientan en los sets de TV como si fueran jueces, pero no juzgan al poder: le
sirven el café.
Gracias,
periodismo de alquiler, por defender la corrupción con palabras bonitas
Gracias por
convertir al Congreso en un “poder democrático” en lugar de llamarlo por su
nombre: una mafia legislativa de cuellos sucios.
Gracias por
explicar que la represión no fue masacre, sino “restablecimiento del orden”.
Gracias por no cubrir las luchas del pueblo indígena, del maestro, del
campesino, del estudiante. Por cubrir solo lo que no incomoda.
Gracias por
entrevistar a genocidas con tono amable, mientras tildan de
“terroristas” a los que marchan con hambre y dignidad.
Gracias
por su patriotismo empresarial
Porque
ustedes no defienden la verdad: defienden sus auspiciadores.
La línea editorial no la marca la ética, la marcan los intereses. Y ustedes,
obedientes, cumplen.
Y si hay
que guardar silencio ante una licitación trucha, una coima disfrazada de
“consultoría”, un contrato sucio en el Lote 192 o una empresa israelí que
esclaviza la energía de Iquitos, ustedes callan con profesionalismo.
Pero si un
pueblo se levanta, ahí sí aparecen rápido con la palabra “violento”,
“antimineros”, “vándalos”.
El
periodismo que no informa: deforma
Porque su
papel no es contar lo que pasa, sino moldear lo que la gente debe pensar.
No son periodistas. Son fabricantes de opinión a la medida del cliente.
No investigan. Encubren. No denuncian. Amortiguan. No resisten. Se alinean.
Y en
Loreto…
En Loreto
también los conocemos.
- Los que ocultan el desastre
energético de GENRENT.
- Los que jamás han hecho una
investigación seria sobre la entrega del Lote 192 o las tierras en manos
extranjeras.
- Los que no tocan ni con el
pétalo de una pregunta a los congresistas corruptos.
- Los que se envalentonan solo
contra los ciudadanos organizados, pero tiemblan ante un alcalde ladrón.
Periodismo
local que sobrevive con publicidad municipal… y le devuelve favores con
silencios cómplices.
Periodistas:
no son el cuarto poder. Son la cuarta pared del teatro político.
Ustedes no
controlan al poder: lo maquillan.
No informan al pueblo: lo distraen.
No buscan la verdad: la esquivan.
Y en el
Perú, ese periodismo no es un contrapeso: es parte del problema.
**Así
que celebren también ustedes, grandes patriotas del engaño.
Brinden con
sus micrófonos dorados.
Marchen al paso de sus auspiciadores.
Pero sepan que el pueblo ya los escucha menos… y los ve más.**
Porque la
verdad, tarde o temprano, rompe el cerco.
Y ese día, no tendrán cortina ni pauta que los salve.
A Esa tribu de “dirigentes” y
asesores populares y sindicales vendidos, voceros de la traición con megáfono
prestado, caciques sin pueblo, pero con cargo, también se merecen su
merecidísimo homenaje patrio... al oprobio.
Feliz mes de la patria, dirigentes vendidos
Un
homenaje infame a los que cambiaron la lucha por la planilla, la dignidad por
un pasaje, y al pueblo por su propio asiento
¡Salud,
dirigentes del pueblo… que hoy comen en Palacio!
Felices Fiestas Patrias a ustedes, símbolos vivos de la traición con chaleco
de organización social.
A esos que ayer gritaban “¡El pueblo unido jamás será vencido!”
y hoy susurran “todo a su tiempo, compañeros… hay que dialogar”.
Ustedes no
luchan. Negocian.
No representan. Se representan.
No organizan. Desorganizan.
Y si el pueblo grita, ustedes se reúnen… para pedir calma y presupuesto.
Gracias
por servir de puente: del pueblo al poder… para que lo crucifiquen mejor
Gracias por
sentarse con el gobierno mientras el pueblo enterraba a sus muertos.
Gracias por acompañar al gobernador a inaugurar obras fantasmas.
Gracias por firmar actas para la foto y quedarse callados cuando se violan
derechos.
Gracias por
sus comunicados tibios, sus asambleas sin debate, sus “mesas de diálogo” sin
verdad ni justicia.
Gracias por sus discursos reciclados y su eterno argumento:
“No es el
momento de hacer conflicto. Hay que esperar.”
¿Esperar qué? ¿La próxima traición? ¿La siguiente licitación trucha? ¿El
nuevo crimen de Estado?
Ustedes
no son traidores de casualidad. Son operadores del sistema.
El poder
los premia con un cargo técnico, un bono, un viajecito, un contratito para la
esposa o el hijo.
Y ustedes se vuelven mansas ovejas…
ovejas con cargo, eso sí.
Mientras el
pueblo muere esperando salud, ustedes van al MINSA a “coordinar”.
Mientras la Amazonía es entregada por tramos, ustedes están “revisando los
documentos”.
Mientras el pueblo exige justicia, ustedes están midiendo el clima político
antes de opinar.
Se
vendieron barato. Y hoy valen menos.
Porque
perdieron lo más valioso: la confianza de su base.
Y cuando un dirigente pierde eso,
ya no es un dirigente. Es un funcionario encubierto.
Hoy son el
nuevo rostro del entreguismo.
No con terno, sino con boina.
No con maletín, sino con carnet de federación.
No con toga, sino con banderola vacía.
Y no
importa cuántas veces se tomen la foto con autoridades,
el pueblo
ya los reconoció:
no como aliados, sino como infiltrados.
Ustedes no
hacen patria.
Hacen planilla.
No hacen resistencia.
Hacen claque.
No hacen historia.
Hacen trámite.
Así que
felices fiestas patrias, dirigentes del silencio y la servidumbre.
El pueblo
ya no los sigue.
Los tolera con asco.
Y el día que se levante con fuerza,
no los va a invitar a la mesa:
los va a señalar como parte del problema.
Dina Boluarte —esa figura
decorativa pero indispensable, ese hilo de sangre y cinismo que sostiene a la
mafia entera— también se ha ganado su propio homenaje patrio, y con honores…
aunque no de los que se celebran con desfile, sino de los que se graban con
rabia en la memoria colectiva.
Homenaje patrio a Dina Boluarte:
La
presidenta por accidente, por encargo… y por conveniencia de los que mandan
Feliz 28, Dina.
Tú que
llegaste a la presidencia diciendo “yo jamás traicionaré al pueblo”…
y te demoraste tres segundos en pisarlo con taco aguja y mandarlo a matar.
Eres la
presidenta del desgobierno,
la jefa de Estado de un Estado sin alma,
la “lideresa” de una nación en duelo.
Pero, eso
sí, con el maquillaje intacto.
Gracias
por demostrar que el poder sin legitimidad puede sostenerse... con represión
Gracias por
enseñarnos que se puede gobernar sin pueblo,
sin calle, sin respaldo, sin vergüenza.
Solo con policías, militares, blindajes, decretos y pactos en la sombra.
Gracias por
convertir los discursos de Palacio en hologramas de humanidad,
mientras por la espalda se firman contratos sucios, se mata impunemente,
y se entrega el país como souvenir de embajada.
Gracias
por ser el hilo que sostiene al monstruo
Porque sí,
Dina: tú no gobiernas.
Pero eres la excusa perfecta para que el verdadero poder siga saqueando.
Eres el
rostro amable del crimen de Estado.
La “cara institucional” de un régimen mafioso.
La marioneta obediente que permitió al Congreso más corrupto de la historia
quedarse con todo:
la SUNEDU, la Defensoría, el Tribunal Constitucional, la democracia.
Eres
presidenta por ausencia. Por reemplazo. Por cálculo.
Y te
quedaste, no por amor al Perú,
sino porque el poder te ofreció un lugar en la mesa... a cambio de entregar
el alma.
Y
aceptaste.
Sin dudar.
Sin remordimiento.
Con peinado nuevo.
Te
dijeron “presidenta de transición”
y lo
entendiste como “reina vitalicia de los lobbies”.
Diste la
espalda al sur andino,
llamaste “terroristas” a madres que buscaban justicia,
te subiste el sueldo en silencio,
viajaste por el mundo con la frente en alto y la conciencia en el subsuelo,
te tomaste selfies mientras el país lloraba muertos.
Y dijiste
que el Perú está “progresando”.
Tú no
eres la presidenta de la patria.
Eres la
administradora del saqueo.
No representas
al pueblo: le pusiste precio.
No defiendes la democracia: la arrendaste.
No encarnas la dignidad de la mujer peruana: la embarraste con laca
presidencial.
Fuiste
puesta allí para que nada cambie.
Y lo estás
haciendo a la perfección.
Te aplauden
los empresarios,
te adulan los congresistas,
te protegen los fiscales,
te blanquean los medios.
Solo el pueblo te repudia.
Y eso,
Dina, es la señal más clara de que tu lugar no está en Palacio… sino en el
capítulo más vergonzoso de la historia del Perú.
Feliz
mes de la patria, Dina Boluarte.
La patria
no te pertenece. Te queda inmensa.
Y cuando caigas, no serás mártir ni símbolo:
serás un mal recuerdo que el pueblo enterrará con dignidad.
Feliz mes de la patria, dueños del Perú
Un
homenaje cínico a los que gobiernan sin votos, lucran sin límite y mandan sin
rostro
Honorables
patriotas del empresariado sin bandera,
Magnates de la doble contabilidad,
Directores eternos del Perú S.A.,
Invisibles en la boleta electoral, pero omnipresentes en las leyes, decretos y
contratos…
¡Este 28 de
julio va por ustedes!
Gracias
por recordarnos quién manda realmente en este país
Porque
mientras los congresistas pelean como rufianes por una comisión,
ustedes ya se repartieron el país entero desde la sala del directorio.
Porque mientras la presidenta lee un discurso de independencia,
ustedes leen el flujo de caja asegurado con fondos públicos.
Gracias por
no perder tiempo en campañas: ustedes no necesitan votos, tienen ministros.
No necesitan hacer marchas, tienen lobbies.
No necesitan salir en la prensa, porque son los dueños de la prensa.
Gracias
por apropiarse del Estado sin tener que dar un golpe
En vez de
tanques, usaron almuerzos con buffet ejecutivo.
En vez de militares, usaron estudios de abogados.
En vez de dictadura, prefirieron algo más fino:
la democracia del mercado libre… de impuestos y regulaciones.
Gracias,
CONFIEP, por cuidar tanto del Perú... como si fuera suyo
Gracias por
luchar por la “libertad de empresa”, siempre y cuando eso signifique:
- No pagar impuestos.
- Recibir exoneraciones.
- Tener contratos blindados por
30 años.
- Saquear recursos con respaldo legal.
- Y por supuesto, criminalizar
cualquier protesta que interrumpa el negocio.
Gracias
por transformar la ley en una herramienta de saqueo
Ustedes no
necesitan evadir la ley: la mandan redactar a su medida.
¿Ley agraria? La bajamos.
¿Ley forestal? La suavizamos.
¿Norma ambiental? Le quitamos dientes.
¿Protección laboral? Que espere, primero va la inversión.
¿Derecho indígena? Solo si no molesta al proyecto extractivo.
Para eso
está su Congreso. Su Ejecutivo. Su Tribunal Constitucional.
Un buffet jurídico a la carta.
Gracias
por dejarnos claro que su patria es el dinero
Porque
ustedes no celebran el Perú: lo exportan, lo tercerizan, lo cotizan en
bolsa.
Su bandera es la ganancia.
Su escudo es la evasión tributaria.
Su himno es el zumbido del scanner de códigos de barras.
Y cuando
el país duele, ustedes no están.
Cuando el país explota, ustedes especulan.
Cuando el país muere, ustedes facturan.
Ustedes
sí que hacen patria… pero en Suiza, Panamá o las Islas Vírgenes
Mientras el
pueblo loretano paga la luz más cara con GENRENT,
ustedes cobran comisiones.
Mientras las comunidades son desplazadas por operaciones mineras,
ustedes aplauden “el crecimiento”.
Mientras los pueblos originarios defienden su territorio,
ustedes compran territorio para sus bonos de carbono.
¡Y
tienen el descaro de decir que los “antipatrias” son los que protestan!
Así que
brinden, dueños del Perú.
No se
molesten en desfilar: ya tienen a sus títeres marchando por ustedes.
No saluden a la bandera: ya la convirtieron en logo comercial.**
Pero
recuerden algo:
Cuando
el Perú verdadero despierte,
ni sus gremios, ni sus holdings, ni sus escudos fiscales los van a proteger.
Porque la
patria, esa que ustedes saquearon,
algún día será recuperada por el pueblo que la sigue sembrando con las manos
vacías.
¡Ahora sí!
Después de dedicar homenajes corrosivos a los traidores con poder, llega el
verdadero homenaje patrio, el que sí merece respeto, memoria y fuego:
el homenaje al pueblo peruano.
Ese que vive y sobrevive, que resiste y camina, que sangra y no se rinde.
Ese pueblo que no está en el desfile, pero carga con todo el país en la espalda.
Aquí va.
Desde la rabia, la dignidad y el amor profundo.
Homenaje Patrio al Pueblo Peruano: el país
real que aún resiste de pie
No tienes
cargo. No das entrevistas. No sales en la televisión.
No tienes asesores, ni fuero, ni bonos.
Pero sin ti, este país se muere en cinco minutos.
Tú eres la
madre que vende fruta desde las 5 a.m.
El campesino que riega con sudor la tierra que ya no le pertenece.
La enfermera que camina dos horas para curar con lo poco que tiene.
El maestro que enseña en escuelas de madera y polvo.
El joven que no encuentra trabajo, pero no deja de buscarlo.
El niño que juega sin zapatos, pero con sueños gigantes.
Mientras
ellos roban, tú sobrevives.
Mientras
ellos negocian, tú resistes.
Mientras ellos celebran, tú aguantas.
Mientras ellos mienten, tú sabes la verdad.
Porque tú
la vives.
En el recibo de luz que no puedes pagar.
En el hospital que no tiene cama.
En el colegio sin baño.
En la olla que cada vez rinde menos.
No
tienes patria en el papel.
Pero sí la
tienes en el alma.
Y la
defiendes con trabajo, con lucha, con memoria.
No con discursos huecos ni con banderas de plástico.
Sino con la dignidad de quien no se vende, aunque lo quieran quebrar.
Tú,
pueblo del Perú profundo, no necesitas desfilar:
ya marchas
todos los días para no morir de hambre.
No
necesitas uniforme:
tu ropa desgastada por el trabajo es tu verdadera bandera.
No
necesitas aplausos del poder:
tu aplauso es el de la vida que sigue, a pesar de todo.
No
necesitas ley:
porque hace rato entiendes que la ley no fue hecha para ti, sino contra ti.
Te
dijeron “terrorista” por protestar.
Te dijeron
“flojo” por exigir trabajo.
Te dijeron “ignorante” por no votar como ellos querían.
Te dijeron “resentido” por querer justicia.
Pero no te
doblegaron.
Y eso los asusta.
Porque
tú no eres el problema del Perú: tú eres su esperanza.
Tú no
fuiste el que lo destruyó: tú eres quien puede reconstruirlo.
No tienes
cuentas offshore. Tienes deudas.
No tienes escoltas. Tienes hermanos.
No tienes lobbies. Tienes memoria.
No tienes medios. Tienes calle.
No tienes bancos. Tienes ollas comunes.
No tienes “influencia”. Tienes razón. Y eso vale más.
Por ti
y solo por ti este país aún respira.
No por los
vendepatria. No por los empresarios sagrados.
No por los jueces vendidos. No por los periodistas lamebotas.
No por los congresistas mocheros.
El Perú
sigue vivo por ti.
Aunque te nieguen, te ignoren, te calumnien.
Feliz
mes de la patria, pueblo peruano.
La patria
no es de ellos.
La patria eres tú.
Y si algún
día te levantas con todo tu peso,
no habrá poder que te detenga.//
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