El Tren del Silencio: cómo Brasil y China se reparten Sudamérica sin que el Perú diga una sola palabra
El Perú ha sido excluido de un megaproyecto que usará su territorio, su puerto y su soberanía…como si no tuviera gobierno, como si no existieran instituciones, como si no hubieran patriotas, como si aquí no viviera nadie que defienda este país. Brasil y China acaban de repartirse Sudamérica por encima de nuestras cabezas, y el gobierno y funcionarios peruanos callan, firman contratos ocultos o aplauden de pie, felices de ser lacayos. El silencio del Perú no es casual, es complicidad. Y su exclusión no es un error, es humillación.
Mientras los medios y opinologos peruanos celebran con aplausos vacíos el "acuerdo histórico" entre Brasil y China para construir un tren que conecte el Atlántico con el Pacífico, la verdadera noticia —la más escandalosa, peligrosa y sintomática— pasa desapercibida: el Perú no forma parte del acuerdo, pero será el país por donde pasará el tren y donde terminará la vía en el puerto de Chancay.
¿Dónde está el Estado peruano? ¿Dónde está la firma del Perú? ¿Dónde están los intereses nacionales? No están. No existen. No importan.
Un acuerdo entre “patrones” coloniales
El convenio fue firmado este 7 de julio entre:
* Infra SA, empresa estatal brasileña de transporte, y
* El Instituto de Ferrocarriles de China, brazo técnico del poder logístico de Beijing.
El objetivo: desarrollar el llamado Corredor Ferroviario Bioceánico que conectará Bahía (Brasil) con el puerto de Chancay (Perú), atravesando varios estados brasileños y llegando, mágicamente, al Pacífico atravesando el sur del Perú… sin que se haya consultado ni informado al Estado peruano.Es como si los antiguos imperios coloniales dijeran: “hemos decidido por dónde pasará nuestro tren, y ustedes, pueblos andinos, solo tienen que correr la cerca, callarse y agradecer”.
Perú: el país sin voz que pone el territorio
Este acuerdo consagra una nueva etapa del colonialismo moderno: una en la que las potencias ya ni siquiera necesitan negociar con los países por los que pasarán sus infraestructuras. Lo deciden entre ellos, lo firman entre ellos, y los gobiernos serviles lo acatan con una sonrisa cómplice.
El Perú no figura en el acuerdo porque ya se ha rendido de antemano. Porque su gobierno, encabezado por una presidenta ilegítima y rodeado de mafias, ya hizo los tratos bajo la mesa con China. Porque las élites limeñas ven al país no como un proyecto nacional, sino como un “espacio útil para el negocio”.
¿Y el puerto de Chancay?
Ah, claro: el megapuerto de Chancay, ese proyecto presentado como "estratégico" para el Perú, está controlado por COSCO Shipping, una empresa estatal china. El 60% de la infraestructura está en manos del régimen chino. Lo que venga por el tren de Brasil terminará allí…bajo control extranjero.
Y entonces volvemos a la pregunta que nadie responde: ¿Qué gana el Perú?
¿Qué gana el Perú? Nada, si no reacciona
Absolutamente nada garantiza que el Perú gane algo con este megaproyecto. Al contrario:
* No firmó el acuerdo.
* No controla el puerto.
* No diseñó el trazo ferroviario.
* No tiene participación técnica ni política.
* No existen garantías de empleo, transferencia tecnológica, ni conexión con otras regiones del país.
El único rol del Perú en este mapa es poner el territorio, soportar los impactos, y quedarse con las migajas. Migajas que las élites acostumbran recibir por su entrega servil
China: entre la inversión y la prepotencia
Lo de China ya no sorprende, pero sigue siendo indignante. Con su estrategia de expansión global, China está construyendo puertos, trenes, carreteras y zonas industriales en todo el mundo, pero con lógica imperial: sin consultar, sin compartir poder, sin respetar las reglas del juego democrático ni la soberanía de los países anfitriones.
En Perú, China ya se comporta como una potencia colonial:* Se adueñó del puerto más estratégico del Pacífico.
* Trajo sus propias empresas, sus ingenieros, sus reglas.
* Usa al gobierno peruano como gestor logístico sin voz propia.
* Ahora impulsa un tren transcontinental sin que el Perú firme ni participe.
¿Dónde está el respeto? ¿Dónde está la reciprocidad? ¿Dónde están los socios “estratégicos”? No hay socios, hay súbditos.
Un gobierno corrupto y mafioso que entrega el país
Este proyecto no podría avanzar sin la complicidad criminal de un Estado secuestrado. Un gobierno encabezado por una presidenta ilegítima que solo piensa en sobrevivir políticamente, rodeada de empresarios codiciosos, ex militares, lobbies logísticos y “consultores” pagados por China para abrirle las puertas del país.
Estamos gobernados por gente que no representa al pueblo, sino al capital extranjero. Y lo hacen con una sonrisa servil, con entusiasmo colonial y con total desprecio por el interés nacional.
¿Qué debería EXIGIR el Perú?
1. Ser parte firmante del proyecto como socio soberano y no como corredor pasivo.
2. Participación peruana en la planificación y trazado del tren.
3. Control nacional del puerto de Chancay, o al menos una participación estratégica decisiva.
4. Garantías de transferencia tecnológica, empleo, participación universitaria y técnica peruana.
5. Consulta previa a comunidades y pueblos del corredor ferroviario.
6. Evaluación ambiental independiente y pública.
7. Conexión con otras regiones del país para que el tren no sea solo una línea de exportación extranjera, sino parte de un sistema nacional.
Conclusión: no es un tren, es un nuevo despojoEste no es un proyecto de integración. Es un proyecto de desposesión. Una infraestructura pensada por Brasil y China, hecha con dinero chino, para exportar mercancía brasileña, desde un puerto chino… en territorio peruano.*
Y nosotros, los peruanos, no tenemos ni la firma, ni la palabra, ni la más mínima garantía de beneficio.
Este es el “tren del silencio”: porque nadie consulta, nadie responde, nadie defiende al país.
¿Hasta cuándo vamos a permitirlo?
¿Vamos saliendo de un imperio para caer en otro? ¿O nos quedamos con los dos? ¿Vendrá un tercero?
Alberto Vela
Crónicas desde el abismo del entreguismo: Parte I
Mañana la parte II.
Comentarios
Publicar un comentario