“Cuando el cáncer no duele tanto como el modelo ineficiente y corrupto del sistema de salud en EsSalud”
Está es una denuncia que no solo narra el dolor y la indignación, sino que grita por todos los que aún no tienen voz, por los que están solos frente al abandono en EsSalud.
Esta no es una historia personal. Es una historia compartida por miles. Una historia que grita lo que muchos callan por miedo o resignación. Una historia escrita en las salas de espera del abandono.Una paciente con cáncer, con una grave enfermedad visual que amenaza con dejarla completamente ciega, pasó meses esperando que el “modelo de salud” de EsSalud le de una cita para atención en Lima. Y no, no pedía un favor. Solo pedía que funcione el servicio por el cual ha aportado durante toda su vida laboral. Pero en el Perú, eso no es lo urgente.
Lo urgente, al parecer, es llenar formularios, hacer colas, suplicar citas, conseguir pasajes, responder al "vuelva mañana", pedir ayuda a la Defensoría del Pueblo, a SUSALUD, al hospital, a quien sea, una, dos, cinco veces. Lo urgente, aquí, es tener paciencia. Porque el cáncer puede esperar, pero la burocracia no.
Después de meses de espera, por fin consiguió lo que parecía un avance: una cita médicas programada en el Hospital Rebagliati para el 25 de julio, con exámenes cruciales para evaluar el estado de su vista. ¿Lo logro? No. Porque la oficina de referencias de EsSalud Iquitos no consiguió el pasaje a Lima en avión a tiempo. ¿El motivo? No había cupos. Así, sin más. Como si fuera un paseo turístico y no una urgencia médica.
Ni la resolución de la Defensoría.
Ni el respaldo de SUSALUD.
Ni la confirmación de la cita del propio hospital Rebagliati.
Nada de eso valió frente a una computadora que dice “no hay cupo”.Como miles de asegurados, pagó toda su vida a EsSalud. Pero cuando más lo necesita, el sistema le responde con un portazo en la cara. Uno elegante, eso sí, con formulario digital y atención automatizada... al abandono.
¿Y ahora qué? A reprogramar las citas. A volver a esperar. A rezar para que en agosto no falte el cupo, no colapse el sistema, no se pierda el papel, no se borre el archivo, no se enferme el doctor, no se caiga el servidor, no se les ocurra descansar otra vez mientras el país entero sangra por las grietas de un Estado que ya no cura, solo posterga.
Este no es solo un drama. Es el de miles.
La historia de los que luchan por una cita como si pidieran un favor.
La historia de los que no pueden costear clínicas privadas y enfrentan un Estado que te castiga por ser pobre.
La historia de los que, aún enfermos, tienen que pelear cada trámite como si la enfermedad no fuera suficiente carga.
¿Qué hacer frente a este sistema que enferma más de lo que cura?No te calles. No te resignes. El silencio es el aliado más fiel de la injusticia. Denuncia. Exige. Reclama. Golpea la mesa si es necesario.
Escribe a la Defensoría del Pueblo: Haz valer tu voz. Ellos están obligados a actuar.
Presenta tu queja en SUSALUD: Es tu derecho como asegurado y como paciente. No es limosna, es justicia.
Documenta todo: Guarda nombres, fechas, respuestas. La memoria es poder.
Difunde tu caso: En redes, en medios, en tu comunidad. Haz que la historia se escuche. Porque cuando uno habla, otros encuentran el valor de hacerlo también.
Organízate: No estás solo. Miles viven lo mismo. La fuerza colectiva rompe muros que solos no podríamos ni arañar.
Y recuerda esto, siempre:
Este modelo ineficiente como el de EsSalud está lleno de gente del mismo pueblo que, por miedo o costumbre, ha aprendido a ser parte del problema. Pero también está lleno de espacios que se pueden tomar para convertirlos en esperanza. Solo hay que atreverse.
Dignidad es no aceptar que te traten como un trámite. Dignidad es pelear por tu vida y la de los tuyos. Dignidad es luchar sin bajar la cabeza, incluso enfermo, incluso cansado.
Nos dicen que el Perú está saliendo adelante: ¿Adelante hacia dónde? ¿Hacia más abandono, más colas, más silencio, más indiferencia?
Esta historia debe contarse.
Porque hay días en que el cáncer no duele tanto como el sistema.
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