Consejos de Estado Regional: ¿Diálogo o teatro político?
(Crónica sarcástica de una reunión donde nadie sabe qué hace, pero todos fingen saberlo)
Una vez más, los reflectores se encienden, las banderas se izan, las cámaras se alinean y los discursos se afilan. Llega el VIII Consejo de Estado Regional a la ciudad de Iquitos, esa perla amazónica que ya ni perla es, pero sigue sirviendo de escenografía exótica para que ministros de traje y gobernadores de saco mal cortado hablen de desarrollo… mientras el pueblo vive en apagón, toma agua de río y camina sobre barro.
Bienvenidos a este nuevo capítulo del teatro político nacional, donde lo que menos importa es el país real.
El simulacro de la descentralizaciónEl Consejo de Estado Regional es un nombre pomposo para algo que, en la práctica, no pasa de ser una reunión de amigos incómodos. Unos —el gobierno central— llegaron sin voto, sin plan y sin vergüenza. Otros —los gobiernos regionales— llegaron con presupuesto, pero sin ideas; con poder formal, pero sin brújula.
Se supone que están aquí para “dialogar” y “coordinar” por el desarrollo del país. ¿Cómo, si ni siquiera saben hacia dónde va ese desarrollo? Ni el Ejecutivo tiene un Plan Nacional de Desarrollo concertado y serio, ni los gobiernos regionales han desarrollado planes estratégicos territoriales conectados con la realidad. Pero eso sí: todos tienen sus frases prefabricadas listas. ¡Que no se diga que no hay narrativa!
Todos se cuidan la espalda (y el puesto)
¿Y qué hacen en estos Consejos? ¿Replantean el modelo? ¿Reconocen errores? ¿Incluyen al pueblo?
Nada de eso. La verdadera función de estos encuentros es más pragmática: evitar pisarse la cola.
Aquí se negocia cómo no estorbarse mutuamente. Cómo no sabotearse. Cómo no denunciarse.
Una tregua de élites con miedo a perder el poder que no saben cómo ejercer.
Porque si bien es cierto que el gobierno central no gobierna, tampoco lo hacen los gobiernos regionales. Y eso crea un equilibrio perfecto: el equilibrio de la ineficiencia mutua. Todos fallan por igual, así nadie puede reclamar con fuerza.
Planes estratégicos... en PDF (y con polvo)Los discursos están llenos de frases como “desarrollo sostenible”, “descentralización efectiva”, “articulación de políticas públicas”... pero si uno rasca un poco, encuentra solo polvo.
No hay planes reales. Solo documentos en PDF para justificar el presupuesto.
Y si los hay, no se aplican. Y si se aplican, es para justificar obras inútiles, bonos clientelistas o convenios con alguna ONG extranjera que prometa poner en valor el bosque mientras cobra millones por carbono que nadie entiende.
Así funcionan las regiones: como feudos fragmentados que piden limosna al MEF para hacer carreteras sin mantenimiento y hospitales sin médicos, etc.
La gran ausente: la ciudadanía
Ni rastro del pueblo en estos Consejos.
Ni pueblos indígenas, ni juventudes organizadas, ni sindicatos, ni gremios. Ni una sola organización territorial o comunal.
Todo queda en manos de gobernadores que no consultan al pueblo, y ministros que no entienden el país y ni lo conocen.
Una conversación entre sordos que se felicitan por lograr acuerdos que nadie verá ejecutarse.
Porque claro, el pueblo no cabe en la foto institucional. Y mucho menos en las decisiones.
Las promesas recicladasCuando termine la jornada, tendremos declaraciones firmadas, selfies sonrientes, titulares tibios y la promesa —por octava vez— de “trabajar de manera articulada para cerrar brechas”.
La misma frase que escuchamos en Ica, en Piura, en Arequipa, en el Consejo anterior. Y que volveremos a escuchar en Puno o Cusco en el próximo.
Todo sin un solo mecanismo de seguimiento, sin indicadores, sin cronograma, sin nada. Porque aquí, la única continuidad política que existe es la continuidad del fracaso.
Concluyendo: Nadie gobierna el Perú, pero todos fingen que sí
El Consejo de Estado Regional es como una obra de teatro donde todos olvidaron el guion, pero igual salen a escena.
No hay dirección, no hay narrativa, no hay estrategia nacional. Cada quien improvisa en su escenario regional.
El gobierno central navega a la deriva sin brújula, sin pueblo y sin vergüenza.
Los gobiernos regionales flotan en su burbuja local, capturados por mafias corruptas, clientelismo o simple mediocridad.
Y en medio, los ciudadanos vemos esta tragicomedia repetirse una y otra vez mientras nuestras regiones se hunden.
¿Y entonces?Que no nos confundan más.
Esto no es diálogo.
No es descentralización.
No es gestión territorial.
Es solo, un saludo a la bandera, una foto institucional para seguir justificando el caos.
Consejo de Estado Regional en Loreto:
Otro capítulo de la gran obra nacional llamada “Simulacro de país”, donde todos actúan, pero nadie gobierna.
Alberto Vela
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