El Guion de Netanyahu: Cómo la Narrativa Sionista Arrastra al Mundo a la Guerra con Irán

“Estamos (EEUU) en esta guerra por Israel, y más específicamente, por una visión particular de Israel liderada por Benjamin Netanyahu durante 30 años.” Jeffrey Sachs

La guerra no cayó del cielo: fue escrita con antelación

El reciente bombardeo de EE.UU. contra instalaciones nucleares en Irán no es un acto aislado ni una reacción impulsiva. Es, como lo ha señalado con lucidez el economista y asesor global Jeffrey Sachs, la consumación de un guion político y militar diseñado hace más de tres décadas por Benjamin Netanyahu y sus aliados neoconservadores en Estados Unidos. Un guion que tiene como objetivo final no solo el aislamiento y debilitamiento de Irán, sino la reconfiguración completa del Medio Oriente* según la lógica de dominación del *sionismo expansionista.

El proyecto sionista que no quiere paz

Sachs no habla en abstracto. Lo dice con nombre propio: Netanyahu ha dedicado su vida política a evitar la existencia de un Estado palestino y a neutralizar a cualquier actor en la región que respalde esa causa. Para lograrlo, la pieza clave de su estrategia ha sido arrastrar a Estados Unidos a sus guerras. Y lo ha hecho con éxito, una y otra vez, gracias a la influencia del lobby sionista sobre el Congreso, el Pentágono, los think tanks, los medios y las campañas presidenciales.

El objetivo es claro: una sola visión, un solo Estado, un solo poder dominante entre el Nilo y el Éufrates, tal como interpretan algunas lecturas extremas del "Gran Israel bíblico".

Irán: el enemigo necesario

En ese tablero, Irán no representa una amenaza real, sino una amenaza política al relato sionista. Un país que defiende la autodeterminación del pueblo palestino, que ha pedido negociaciones y relaciones normales con EE.UU., que renunció públicamente a desarrollar armas nucleares mediante una fatwa religiosa, pero que se niega a someterse a la hegemonía israelí en la región.

Sachs recuerda que desde 1992, Netanyahu repite cíclicamente que Irán está "a meses" de tener una bomba nuclear. Han pasado más de 30 años de esa retórica apocalíptica sin fundamento técnico, utilizada como pretexto permanente para la militarización.

El delirio como doctrina

Para Sachs, esto no se trata solo de propaganda. Se trata de una estructura ideológica delirante que guía la política exterior de EE.UU. y que ha convertido a su clase dirigente en una casta de fanáticos armados con ojivas nucleares y un complejo de superioridad imperial.

La visión de Trump (y de quienes lo rodean) de que se puede bombardear un país y luego invitarlo a negociar la paz no es diplomacia: es arrogancia colonial envuelta en ignorancia. La misma que llevó a destruir Irak, Siria, Libia y a convertir la región en un infierno inacabable.

El lobby sionista y el Estado profundo

Sachs subraya que las decisiones claves no se toman solo en la Casa Blanca. El llamado Estado Profundo estadounidense —compuesto por el aparato militar, la CIA, los contratistas de defensa y el Congreso capturado por intereses extranjeros— ha sido cooptado por el lobby israelí, que impone sus prioridades estratégicas como si fueran intereses estadounidenses.

Así se explica cómo se sabotearon los Acuerdos de Viena (JCPOA), cómo se desoyeron los pedidos de diálogo del gobierno iraní, y cómo se desata ahora una guerra innecesaria con consecuencias impredecibles.

¿Qué quiere Irán realmente?

Contrario a la imagen demonizada que difunden los medios hegemónicos, Irán ha buscado consistentemente normalizar relaciones con Occidente, pero sobre la base del respeto y la soberanía mutua. Su “crimen” es apoyar la causa palestina, resistir al expansionismo israelí y tener una identidad civilizatoria no subordinada a Washington ni Tel Aviv.

Para Sachs, el pueblo iraní no desea la guerra, ni el régimen iraní ha sido el que ha provocado esta escalada. Es Israel, con su visión teocrática-militar, quien necesita enemigos para justificar su ocupación, su racismo estructural y su proyecto de expansión territorial.

¿Dónde termina esta locura?

Sachs lanza una alerta con un tono que es a la vez ético y existencial: si no se detiene esta maquinaria de guerra, nos dirigimos hacia una conflagración global que puede terminar en guerra nuclear.

El mundo está lleno de armas nucleares. Irán no las tiene. Pero sus aliados sí. Y la creencia de que bombardear sitios nucleares equivale a “resolver el problema” es tan peligrosa como infantil.

La paz está al alcance… si se rompe el guion

Sachs no es ingenuo. Sabe que la solución está escrita desde hace décadas en las resoluciones de la ONU: dos Estados, uno israelí y otro palestino, coexistiendo en paz. Eso desactivaría gran parte de las tensiones regionales. Eso permitiría relaciones normales con Irán. Eso salvaría vidas y muy probable al mundo 

Pero también sabe que, mientras Netanyahu y sus aliados mantengan el control de la narrativa y los resortes de poder en Washington, seguiremos atrapados en una serie interminable de guerras fabricadas.

Concluyendo:

Jeffrey Sachs no solo está contando lo que pasa. Está desnudando el relato oficial que lo justifica. Lo que presenta no es una conspiración, sino una estructura de poder colonial disfrazada de civilización occidental.

Mientras no se rompa esa narrativa —la del Israel eterno, asediado, justificado en todo, impune siempre—, la paz será un espejismo y la guerra, una rutina.

Alberto Vela 

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