Un gobernador alcalde, un mercado de 33 millones y la venta de humo institucional
De las más de 50 obras paralizadas que René Chávez recibió al asumir el cargo, apenas ha logrado destrabar menos de 10. Y eso, aunque no salga en las portadas que él mismo financia, es el termómetro real de su gestión. Una gestión que no parece de gobernador regional sino de un alcalde con ínfulas, incapaz de entender —y menos de afrontar— los problemas estructurales que arrastramos hace décadas en Loreto.
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¡FUE UNA NOCHE LOCA! NI DUDARLO, ERA SÁBADO. LA ORQUESTA ESPERABA |
Y mientras eso ocurre, el presupuesto participativo
para el 2026 ya huele a trampa. ¿Todo destinado a obras? Perfecto para las
constructoras amigas, pésimo para un sistema regional que se cae a pedazos.
Ninguna línea estratégica contra la pobreza, la violencia o el colapso
institucional. Pura fachada.
Pero lo peor viene cuando Fernando Meléndez Zumaeta el
jefe de los Avengers de Chávez, con todo desparpajo, les echa la culpa a los
consejeros regionales cuando no
controlan y hacen seguimiento o no fiscalizan una obra, ya que, si funcionan o
no en la práctica, eso es otro cantar. Como si no supiéramos que el gobernador
los tiene cooptados, neutralizados, convertidos en figuras decorativas que
cobran sin hacer nada más que levantar la mano cuando les dicen. Una especie de
“consejo de notarios fantasmas” que solo existe para firmar la legalidad de su
plan de campaña con recursos del Estado.
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UNA NOCHE LOCA COMO NINGUNA: DESPUES DE CADA INAUGURACIÓN - MITIN |
Y para muestra, un titular:
“Con éxito total, GOREL inaugura el nuevo Mercado de Productores de Iquitos”.
Así comienza el titular del día. Uno de esos titulares que no informan:
ordenan. Que no describen: dictan propaganda. Una “obra emblemática” de
más de 33 millones de soles que se presenta como el nuevo símbolo del
“desarrollo económico y social”. Qué casualidad que justo ahora, cuando empieza
la precampaña electoral encubierta, aparece esta joya del marketing
institucional.
¿El mercado era necesario? Sí. ¿Había que terminarlo?
Por supuesto. Pero no nos chupemos el dedo: la obra llevaba años paralizada y
Chávez la usó como vitrina. Con puente “basculante” incluido —como si fuera una
arteria del corazón—, con ascensores, estacionamiento y enfermería. Todo suena
lindo, como el folleto de una inmobiliaria. Pero detrás del concreto pintado
hay un cálculo político claro: vender modernidad, esconder parálisis.
Esta es la estrategia del Avenger: una obra “grande” para distraer del montón de obras abandonadas sin destrabar. Un titular espectacular para maquillar el fracaso de fondo. Y una narrativa prefabricada, repetida por los medios que ya sabemos, que en lugar de informar reparten incienso. Y que no celebran un logro colectivo, sino la egolatría del que manda y paga la pauta con dinero del pueblo.
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UN DISCURSO PARA UNA GENTE AVIDA POR EMPEZAR A BAILAR |
¿Éxito total? ¿Dónde exactamente está ese éxito? ¿En la
cantidad de trabajadores del Gobierno Regional que fueron obligados a
asistir, con lista en mano y amenaza tácita de represalias si no aplauden?
¿O en el hecho de que, por fin, una obra no se cayó el mismo día que la
inauguraron, como suele pasar en este país de cemento corrupto y fotos para la
prensa?
Hay quienes ya advierten que el pontón básculante
—la gran novedad de la obra— va a tener problemas en tiempos de vaciante.
Y no porque quieran ser “agoreros del diablo”, sino porque saben lo que pasa
cuando las cosas se hacen más para el lente que para la vida real.
Pero aún sin eso, ¿quién se beneficia realmente con
esta “obra emblemática”? Nos dicen que ahora los verdaderos productores tendrán
un espacio digno. Que los consumidores podrán comprar productos del campo sin
intermediarios. Que se dinamizará la economía. Y todo eso suena hermoso en
papel. Pero la realidad es que la obra es usada como trofeo político,
no como motor de transformación estructural. Porque eso último nunca ha
estado en los planes del jefe regional de los Avengers.
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EL PONTON BASCULANTE |
Y ojo con esto: 33 millones de soles para una
obra que se inaugura con bombos, platillos y titulares pagados, mientras más
de 40 obras siguen paralizadas o abandonadas. Pero esas no aparecen en
portada, no dan likes, no sirven para los discursos. La maquinaria de
propaganda solo muestra lo que le conviene al patrón del momento. Y el pueblo,
mientras tanto, sigue comiendo humo y esperando agua, salud, educación o
seguridad.
Este es el estilo de René Chávez: una gestión de
marketing, no de gobierno. Un “gobernador alcalde” que no gobierna una región,
sino que administra una agenda de obras visibles y titulares obedientes. Que no
construye soluciones, sino puntos en la encuesta electoral. Que no
enfrenta al poder podrido, sino que lo usa a su favor. Y que encima sus
avengers le lavan las manos diciendo que la fiscalización les corresponde a los
consejeros regionales, sabiendo perfectamente que los tiene
domesticados.
Ese es el verdadero rostro del “éxito total”: una
mentira grande, sonora y financiada con nuestros impuestos.
Alberto Vela
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