Hospital de Apoyo Iquitos: otra vez la salud como fachada de corrupción
Ni bien las redes comenzaron a decir lo obvio —que por culpa del contratista el nuevo Hospital de Iquitos no estará listo ni en 2026, y quizás ni en 2027—, el gobernador René Chávez como si se tratara de un asunto de vida o muerte, y lo es, salió corriendo a “responder”. ¿Cómo? Montando un show en Facebook, rodeado de cajas cerradas en almacenes, caritas felices y emoticones como si eso cambiara la realidad.
Pero no,
gobernador. Esto no es TikTok. Es corrupción. La
Contraloría ya lo dijo sin filtros:
➡️ Más del 58% del presupuesto
del equipamiento ha sido desembolsado.
➡️ No hay equipos instalados.
➡️ Varios ni siquiera han sido
comprados.
➡️ Y los pagos se hicieron nueve
meses antes de lo que decía el cronograma oficial.
Esto no
es un retraso. Es una estafa. El contratista simuló avances. El Gobierno Regional avaló
valorizaciones fantasmas. Y ahora, para encubrir todo, hacen un tour de
“supervisión” que no supervisa nada. ¿Quién autorizó esto? ¿Quién firma?
¿Quién se enriquece? Porque aquí no hay “ineficiencia”. Hay colusión.
Falsedad. Malversación. Y encubrimiento.
¿Y
mientras tanto? Pacientes siguen muriendo en un hospital colapsado.
Trabajadores de salud saturados. Y una región atrapada en el círculo de la
impunidad.
Sr. René
Chávez: su show no convence a nadie. Si tiene dignidad, renuncie. Y si tiene
algo que confesar, que lo haga antes de que lo citen como imputado.
Porque
por más corazones y puñitos que el gobernador ponga en sus redes, la realidad
es brutal: después
de más de 10 años de espera, el nuevo Hospital César Garayar García sigue
atrapado en el pantano de la corrupción, los contratos amañados y la impunidad
sistemática. La Contraloría lo acaba de confirmar: el hospital no se
terminará en 2025. Y si no pasa nada —como siempre—, quizás ni en 2026. Tal vez
en 2027. O nunca.
Retraso técnico disfrazado de
“supervisión”
El
gobernador aparece en un video “supervisando” equipos médicos junto a
representantes del contratista, VITALTEC cuando en realidad lo que vemos es una
puesta en escena: equipos almacenados, no instalados, ni en funcionamiento.
Y lo más grave: muchos de esos equipos ni siquiera han llegado a Iquitos.
Algunos ni siquiera han sido comprados.
La trampa del adelanto y la
valorización fraudulenta
Según el INFORME
DE HITO DE CONTROL N° 012-2025-OCI/5345-SCC, el contratista declaró
avances desde julio de 2024, nueve meses antes de lo programado, y tramitó
pagos sin fichas técnicas ni evidencia de adquisiciones reales.
Más del
58% del presupuesto de equipamiento ya ha sido desembolsado (S/ 36.8 millones). ¿Dónde están los equipos? ¿Quién
aprobó esos pagos? ¿Qué supervisores firmaron los informes de avance?
Esto no es ineficiencia: es
delito
Lo que hay
aquí es un esquema clásico de corrupción técnica:
- El contratista simula avances
(con “valoraciones” de equipamiento inexistente).
- El residente de obra presenta
valorizaciones fraudulentas.
- El supervisor y el Gobierno
Regional avalan sin sustento técnico.
- El Estado paga millones por
humo, mientras el hospital sigue en ruinas.
Esto se
llama colusión, falsedad ideológica, negociación incompatible y malversación.
Y no debería quedar impune.
¿Y quiénes son los contratistas?
Aquí
aparece otro dato clave: los mismos de siempre. Empresas que rotan
razones sociales, comparten directivos y aparecen en obras públicas de Loreto
cada vez que hay una licitación jugosa. Este
Consorcio Salud Garayar —cuyo nombre, propiedad y vínculos deben ser
investigados a fondo— es el rostro visible de un sistema de contratación viciado
desde el origen.
El hospital: promesa infinita,
infraestructura colapsada
Mientras se
juega a la simulación, el hospital actual sigue colapsado, con pacientes
hacinados, personal saturado y una población que espera, sufre y muere en
condiciones indignas. Esa es la verdadera tragedia detrás del titular.
¿Y ahora qué? La Contraloría
detecta el delito, pero no actúa con firmeza
La Oficina
de Control Interno (OCI) de la Contraloría General de la República ha documentado
con claridad las irregularidades: pagos adelantados sin equipos,
cronogramas manipulados, valorizaciones ficticias y supervisiones cómplices. Pero
¿de qué sirve la fiscalización si no hay consecuencias reales?
El informe
solo recomienda que “se notifique al titular de la entidad” para que tome
acciones preventivas y correctivas en cinco días. ¿Y si no lo hace? Nada.
Ya pasaron los días. No se sabe si esto ha pasado a Procuraduría o al
Ministerio Público. No hay denuncia, ni seguimiento, ni transparencia.
¿El
gobernador se va a autodenunciar? ¿El supervisor se va a sancionar a sí mismo?
Esto no es prevención. Es encubrimiento administrativo con sello legal.
Mientras
no se actúe con firmeza, la corrupción seguirá ganando tiempo, plata… y vidas.
Conclusión: esto no es solo
ineficiencia, es abandono criminal
El hospital
debió terminarse en julio de 2025. Pero ahora nos dicen 2026. O 2027. ¿Qué
más da, si al final no hay sanción, ni responsables, ni justicia?
Cada día
que se retrasa esta obra, alguien gana dinero y alguien pierde la vida.
Esa es la ecuación brutal de la corrupción en Loreto.
Alberto Vela
Comentarios
Publicar un comentario