El drama silencioso del aguaje en Iquitos
En la ciudad que alguna vez fue jardín, donde cada casa tenía un árbol de aguaje en su patio o en su huerta y el aroma de la fruta madurando impregnaba el aire, hoy se levanta una advertencia muda: el aguaje está desapareciendo.
El avance del urbanismo, desordenado y depredador, arrasó
con los pequeños huertos familiares donde el aguaje era parte del día a día. La
modernidad lo expulsó a los márgenes, relegándolo a las orillas del recuerdo. Ahora,
los frutos llegan escasos, caros y lejanos, transportados desde las zonas
rurales donde, para colmo, también se reproduce la tragedia: la tala
indiscriminada de palmas para cosechar más rápido y más barato.
¿Qué se pierde cuando cae un aguaje?
No solo se pierde un fruto. Se desploma una red de vida entera.
El aguaje es un pilar en los ecosistemas de humedales amazónicos —esas vastas
extensiones de agua y verde que cubren más de 5 millones de hectáreas en
Loreto.
Cada palma sostiene decenas de especies: aves, peces, mamíferos como el manatí
y el maquisapa. Incluso los ciclos del agua y del carbono dependen de la
existencia de estos árboles majestuosos.
Pero el drama es doble: mientras el mundo grita por salvar
los bosques, en casa, el corazón de nuestros humedales se apaga en silencio,
sin que las autoridades, ni los medios, ni siquiera muchos de nosotros,
parezcamos dispuestos a mirar.
¿Cómo puede ser que en la región más rica en
humedales de Sudamérica, el aguaje esté en vías de desaparecer de la vida
cotidiana?
¿Cómo aceptamos, sin rebelarnos, que se derriben miles de palmas para vender
unos cuantos sacos de frutos, hipotecando el futuro de nuestros hijos?
La paradoja es brutal: en Loreto, tenemos el recurso,
tenemos el conocimiento tradicional, tenemos la biodiversidad viva.
Lo que nos falta es voluntad.
Nos falta educación sobre la cosecha sostenible: trepar o
usar herramientas adecuadas, no derribar. Nos falta promover su cultivo en
zonas urbanas, en plazas, en patios, en escuelas.
Nos falta valor para exigir políticas públicas que entiendan que el aguaje no
es un lujo exótico: es alimento, medicina, vida.
El aguaje no solo es nutrición —rica en vitamina A,
vitamina E, aceites esenciales, fibra— sino también cultura, identidad
amazónica. Cada fruto, cada palma, es una herencia que deberíamos defender con
orgullo.
El aguaje con azúcar: memoria de nuestra
infancia
En cada casa de Iquitos, había una cesta de aguajes maduros
esperando en la cocina.
Y cuando caía la tarde y el calor amainaba, las familias sacaban sus pequeños
tesoros: aguajes pelados, tiernos, brillando bajo el sol. Un plato simple y
feliz: aguaje y azúcar. Nada más.
Los muchachos se sentaban en las veredas, en los patios, en
las escaleras de madera.
Pelaban los aguajes con las uñas o los dientes, se reían de las manchas rojas
en las manos y la boca, se pasaban los montoncitos de azúcar en tapas de
botellas o en pequeños cuencos. Cada bocado era una fiesta chiquita.
Así era nuestra infancia:
- Dulce
como el aguaje.
- Simple
como el azúcar.
- Feliz
como la tarde loretana.
Hoy, la moda dice que el aguaje se come con sal. Hoy,
muchos niños no saben que en el azúcar también estaba el amor de nuestras
madres, el calor de nuestras casas, el alma de nuestra Amazonía.
Recordarlo no es nostalgia:
es memoria viva.
Es defender lo que somos.
Es plantar aguajes para que nunca falte ese dulzor en la historia de nuestros
hijos.
El Aguaje (Mauritia flexuosa): Un superalimento
amazónico
"El aguaje es un tesoro amazónico: poderoso en
vitamina A, antioxidantes y aceites naturales buenos. Ideal para fortalecer la
visión, la piel y las defensas de los bebés y de toda la familia." En
la alimentación amazónica, el aguaje es considerado un fruto sagrado:
nutritivo, medicinal y muy energético.
Principales beneficios nutricionales del
aguaje

- Fortalece
la visión (por su enorme riqueza en vitamina A).
- Mejora
la elasticidad de la piel (por el alto contenido
de vitamina E).
- Apoya
el sistema inmune.
- Regula
el tránsito intestinal (por su fibra).
- Protege
contra daños oxidativos (por sus antioxidantes
naturales).
- En mujeres adultas, se usa tradicionalmente para equilibrar hormonas (aunque en bebés, esto no aplica)
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