Maynas Platinum: La excelencia de los huecos, la basura y el maquillaje oficial

Si usted pensaba que vivir entre calles reventadas, basura decorativa en cada esquina y un sistema de servicios básicos al borde del colapso era motivo de vergüenza, permítame decirle que está totalmente equivocado. ¡Es todo lo contrario! Según el Gobierno Central, a través del inmaculado MIDIS, vivir en el abandono es motivo de celebración nacional. ¿Prueba de ello? La Municipalidad Provincial de Maynas acaba de recibir, ni más ni menos, el Sello Municipal Platinum 2024. No es broma. Platinum. Brillante. Como los baches que relucen en las pistas de la ciudad bajo el sol abrasador de Iquitos.

¡MENTIRA! NO ES LA SEGUNDA VEZ

El "Sello Municipal" es, en teoría, un reconocimiento reservado para municipalidades que logran servicios públicos de calidad, eficiencia, articulación y resultados que mejoran la vida de los pobres y excluidos. Y aquí viene la parte divertida: Maynas no cumple absolutamente nada de eso.

Las calles siguen con huecos históricos —esos que ya tienen nombre propio—, la basura se ha vuelto patrimonio cultural, y la anemia infantil campea a sus anchas. Eso sí, el alcalde Vladimir Chong, con la emoción de quien gana un Óscar, recibió su premio y no dudó en proclamar, que "Maynas se proyecta como un ejemplo de desarrollo sostenible".

¿Sostenible? Claro, sostenible es el abandono, que resiste década tras década sin necesidad de mantenimiento alguno.

No contento con adjudicarse un logro que ni los más creativos publicistas de Hollywood se atreverían a vender, Chong aseguró que este premio demuestra la "transparencia, visión y empatía" de su gestión. Si por "visión" se entiende mirar para otro lado mientras la ciudad se desmorona, estamos totalmente de acuerdo. Si por "empatía" se entiende hacerse fotos recibiendo premios mientras la gente salta cráteres en las calles para ir a trabajar, no hay duda de que son campeones mundiales.

Pero, ¿quién le da este galardón? El MIDIS, claro. Ese ministerio que —en la teoría— debería velar por la inclusión social, pero que en la práctica parece más bien especializado en repartir diplomas como si fueran volantes de oferta de supermercado. Y no es difícil imaginar por qué: en un país donde la corrupción es la norma y no la excepción, estos premios funcionan como barnices institucionales para lavar la cara a gestiones ineficientes y fraudulentas.

¿Servicios públicos de calidad? Pura ficción.

¿Articulación interinstitucional? Un mito digno de realismo mágico.
¿Resultados en la vida de las personas? Solo si consideramos que aumentar los niveles de indignación ciudadana es un logro.

El "Sello Municipal Platinum" no es otra cosa que un certificado de complicidad, un aval simbólico para que la ineficiencia y la corrupción se disfracen de "excelencia". Premiar a Maynas en este contexto es como entregar un trofeo de higiene al basurero municipal o un reconocimiento ambiental a una petrolera en plena fuga de crudo.

La ciudadanía, mientras tanto, observa atónita —y ya no sabe si reír, llorar o agarrar una lampa para tapar tanto hueco—. La indignación crece porque premiar la ineficiencia no solo perpetúa el abandono, sino que además normaliza la mentira como forma de gestión pública.

El sarcasmo con que muchos ciudadanos, como el lúcido Tuka Chero, responden a esta farsa, es apenas el reflejo de un hartazgo profundo: "Señor Chong, métase esa insignia por donde no le da el sol", le dice en un comentario público que ha resonado más que cualquier discurso oficial. Y tiene razón: en lugar de seguir gastando saliva y papel en premios sin sentido, los alcaldes deberían concentrarse en lo elemental: calles transitables, basura recogida, barrios seguros. No en discursos grandilocuentes ni en fotos con medallitas y diplomitas.

Mientras tanto, el Sello Municipal Platinum reluce en la vitrina del olvido, junto a los trofeos vacíos que solo sirven para decorar la inoperancia.

Maynas sigue esperando algo mejor que medallas.
Maynas necesita gestión, no teatro.

Fotos: Diario La Región

Alberto Vela

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