Hacia la conformación de un Grupo Impulsor ciudadano: Loreto no puede esperar más, sin control social, no hay desarrollo

A estas alturas, ya no es una sorpresa. Loreto está atrapado en un ciclo perverso: riqueza natural, pobreza estructural, y una clase política especializada en despilfarrar oportunidades. Lo que sí sorprende, sin embargo, es que aún haya espacios donde se piensa, se debate y se construyen propuestas con altura, como el curso “Transición Energética y Gobernanza del Petróleo en Loreto”. Ahí se dijo lo que muchos callan: el problema no es solo técnico, es ético y político. Es estructural.

EL PODEROSISIMO FRENTE DE DEFENSA DE LORETO

La corrupción no se enfrenta solo con escándalos mediáticos o indignación pasajera. Se enfrenta con planes de desarrollo bien hechos, concertados, con metas claras, presupuestos vigilables y con una ciudadanía que conozca, participe y exija. Si no hay un norte común, si no hay un plan al cual atarse para rendir cuentas, todo control social se vuelve espectáculo, y toda fiscalización, una cáscara vacía.

El drama del fideicomiso indígena es prueba viva de esto: una victoria arrancada a pulso por los pueblos originarios, secuestrada por municipalidades clientelistas que gastan sin rendir cuentas y sin atender las verdaderas brechas que se querían cerrar. ¿Hasta cuándo seguiremos permitiendo que el dinero público sirva para enriquecer bolsillos y no para dignificar vidas?

Loreto no puede esperar a que las autoridades descubran la ética o el planeamiento. El reto ahora es que los ciudadanos, las comunidades, los técnicos, los jóvenes y los pueblos indígenas impulsen el cambio desde abajo. Que no nos gane la resignación. Que este curso no quede como otro evento lleno de buenas ideas sin consecuencias.

El compromiso de un segundo encuentro para formar un grupo impulsor es una luz. Pero esa luz solo crecerá si se enciende con acción, vigilancia y presión organizada. Loreto tiene futuro, pero solo si lo arrebata.

Loreto necesita un timón propio: hacia la conformación de un Grupo Impulsor ciudadano

En una región donde la política suele ser una comedia de enredos mal actuada —y donde los mismos rostros de siempre rotan de cargo en cargo sin cambiarle la vida a nadie—, la confirmación de un Grupo Impulsor ciudadano para el desarrollo de Loreto representa una bocanada de aire fresco, pero también un desafío monumental. No es un capricho, ni un formalismo: es una necesidad histórica ante la decadencia institucional que carcome a nuestra región.

El desinterés de las autoridades locales y regionales por planificar con seriedad, por rendir cuentas, por dejar de improvisar, ha empujado a la sociedad civil a ocupar el vacío. Y no con pancartas, sino con propuestas. No con gritos sueltos, sino con agenda común, con formación técnica, con visión de largo plazo. La posibilidad de articular este Grupo Impulsor surge como uno de los frutos más valiosos del curso “Transición Energética y Gobernanza del Petróleo en Loreto”, organizado por el Grupo Propuesta Ciudadana y el Instituto de Desarrollo Amazónico: Prospectiva Amazónica, auspiciado por el Natural Resource Governance Institute y la Fundación Gordon and Betty MooreNo fue solo una capacitación, fue un espacio de convergencia crítica y constructiva.

A ESTOS SUJETOS NO LES INTERESA PARA NADA EL DESARROLLO LOCAL Y REGIONAL. Loreto no puede esperar a que esta chusma politica descubra la ética o el planeamiento

¿Por qué es tan urgente este Grupo? Porque sin planificación estratégica concertada no hay fiscalización posible, no hay control social que sirva, no hay futuro que se construya. Es fácil denunciar el robo, pero más difícil evitar que nos roben sin saber hacia dónde íbamos. Para que la ciudadanía tenga poder, necesita también dirección: planes, metas, indicadores, visión compartida. Solo así el control deja de ser reactivo y se vuelve estructural.

Este Grupo Impulsor puede y debe empujar justamente eso: la actualización del Plan de Desarrollo Regional Concertado, la defensa del territorio frente a la codicia extractiva sin reglas, la exigencia de una transición energética soberana y la implementación de mecanismos reales de rendición de cuentas. En una palabra: gobernanza, no solo gobierno.

Y lo más importante: este grupo puede ser un espacio de acumulación de poder ciudadano —no para competir electoralmente, sino para incidir, para interpelar, para forzar a los gobiernos a gobernar bien o quedar en evidencia. En una región atrapada entre la retórica petrolera y el abandono estatal, articularnos es nuestra única posibilidad de sobrevivir con dignidad.

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Porque si no lo hacemos nosotros, ¿quién? Y si no lo hacemos ahora, ¿cuándo?

Loreto no puede seguir siendo un botín. No puede seguir esperando milagros de gobernantes sin ideas ni vergüenza. La sociedad civil, los pueblos indígenas, la juventud informada, los profesionales comprometidos, las comunidades organizadas, todos tienen algo que decir, algo que exigir, algo que construir.

El Grupo Impulsor debe ser esa voz coral que rompe el silencio y ordena el ruido. Si logramos que nazca con fuerza, que crezca con autonomía, que se sostenga con legitimidad, entonces sí podremos decir que esta vez, desde el fondo de la Amazonía, se está sembrando una esperanza distinta.

Alberto Vela

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