¡Tranquilos, ciudadanos! El OCI y la Contraloría tienen todo bajo control (del gobierno regional, claro)
Loreto puede dormir en paz. No importa cuántos millones se esfumen, cuántas obras se sobrevaloren o cuántos contratos sospechosos se firmen en la sombra. ¡No teman! Porque el señor Norberto Alonso Flores Rojas, Jefe del Órgano de Control Interno (OCI) del Gobierno Regional de Loreto está en su puesto… desde el 2020. Y ahí sigue. Firme. Inquebrantable. Inmutable.
¡Qué gran hazaña la del jefe del OCI! Ha logrado lo que pocos: sobrevivir a cambios de gestión, escándalos y auditorías sin que su nombre siquiera aparezca. Es un verdadero maestro del camuflaje institucional. Y claro, su trabajo ha sido tan impecable que la Contraloría General de la República lo mantiene en su cargo, porque al parecer su función no es controlar, sino no molestar.
El OCI: el mejor testigo mudo del saqueo regional
El Hospital Regional de Loreto es solo un ejemplo de cómo
los precios mágicamente se inflan y las irregularidades brotan como hongos en
la selva amazónica. La Contraloría detecta la sobrevaloración, los medios lo
reportan, los ciudadanos se indignan… ¿pero el OCI? Bien, gracias. En
todos estos años de sobrevaloraciones y desfalcos, jamás ha hecho ruido. Debe
ser porque el silencio es un requisito fundamental para el puesto.
A ver, hagamos memoria:
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¿Cuántas advertencias hizo la OCI antes de
que la Contraloría encontrara irregularidades?
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¿Cuántos funcionarios ha denunciado el OCI
desde que su jefe asumió en 2020?
·
¿Cuándo fue la última vez que la OCI fue
noticia por algo que no sea su absoluta irrelevancia?
No busquen las respuestas. No existen.
La Contraloría: auditando con mucho cuidado (para no incomodar demasiado)
Por supuesto, el papel de la Contraloría merece un
reconocimiento especial. ¡Qué compromiso con la supervisión! Ahí está,
descubriendo sobrevaloraciones como un niño que encuentra conchas en la orilla
del río: muchas, preciosas, pero sin mayor impacto. Porque, claro, encontrar
irregularidades es una cosa, pero frenarlas ya es otra historia.
Aquí una lista de sus logros más impresionantes:
✅ Descubre sobrevaloraciones.
✅ Publica informes que nadie lee.
✅ No toma ninguna acción
contundente.
✅ Mantiene al jefe del OCI en su puesto porque, bueno… alguien tiene que seguir sin hacer nada.
Y así el ciclo se repite: La Contraloría encuentra la
corrupción, la OCI no existe, el gobierno regional sigue operando con la misma
tranquilidad de siempre, y los ciudadanos… bueno, los ciudadanos aprenden que
el verdadero poder no está en el control, sino en la inacción.
¡Bravo, señores!
Si hay algo que debemos aprender es que en Loreto la
corrupción no se combate; se administra. Y el OCI y la Contraloría lo hacen
de maravilla.
¡El OCI y la Procuraduría del GOREL: Guardianes de la corrupción, no del control!
¡Un aplauso para estos dos titanes de la inoperancia! El Órgano de Control Interno (OCI) y la Procuraduría Pública del Gobierno
Regional de Loreto han demostrado que, en el arte de no hacer nada, son
imbatibles.
·
El jefe del OCI lleva desde el 2020
aferrado a su puesto, viendo pasar millones en sobrevaloraciones y contratos
irregulares sin pestañear. ¡Toda una proeza de supervivencia burocrática!
·
La Procuraduría, esa noble institución
encargada de defender los intereses del Estado, ha perfeccionado la
técnica de la indiferencia absoluta. Denuncias, auditorías, escándalos… nada la
perturba.
¿Para qué existen? Bueno, oficialmente para “combatir
la corrupción”. Pero en la práctica, su misión parece ser otra: garantizar
que la corrupción fluya sin interrupciones.
El OCI: El gran ilusionista del GOREL
¡Qué talento el del jefe del OCI! Ha logrado lo que pocos
burócratas consiguen: ser invisible y permanecer en su puesto pase lo que
pase. No importa cuántos informes de la Contraloría revelen el saqueo, él
sigue ahí, imperturbable. Debe ser porque su verdadera tarea no es controlar,
sino hacer que el control parezca que existe sin que nadie sea molestado.
¿Y la Procuraduría?
Ah, ese es otro prodigio de la pasividad institucional. Se
supone que debería denunciar a los corruptos, recuperar dinero malgastado y
defender los intereses del Estado. Pero parece que alguien les cambió la
hoja de ruta, porque en lugar de combatir la corrupción, la ignoran con una
profesionalidad impresionante.
- ¿Cuántas
denuncias ha presentado contra los peces gordos del GOREL?
- ¿Cuánto
dinero malversado ha logrado recuperar?
- ¿Cuándo
fue la última vez que se les vio actuar con firmeza?
No hay respuestas, porque estas preguntas no aplican
cuando la prioridad es cuidar el puesto antes que hacer justicia.
El mensaje es claro: aquí nadie toca a los poderosos
¿Para qué sirven un OCI mudo y una Procuraduría
ciega? Para que todo siga igual. La corrupción en Loreto no solo
es tolerada, es protegida desde adentro.
·
El OCI no ve nada.
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La Procuraduría no denuncia nada.
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La Contraloría informa, pero no actúa.
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Y el Gobierno Regional sigue con la fiesta.
¡Bravo! ¡El sistema funciona a la perfección! Los
que deberían controlar y fiscalizar son los primeros en garantizar que nada
cambie. Mientras tanto, Loreto sigue hundiéndose en la ineficiencia, el
despilfarro y la corrupción descarada.
¿Y los ciudadanos? Que sigan esperando. Porque con este show
de autocontrol y autoprotección, la única lucha que están ganando es la de blindarse
entre ellos mientras el pueblo sigue pagando la cuenta.
Alberto Vela
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