PERÚ EN EL ABISMO: EL CRIMEN COMO HERRAMIENTA DE PODER Y LA TRAMPA DEL PODER OSCURO

Cuando el hampa gobierna, el país está secuestrado

El Perú no está al borde del abismo. Ya cayó. Y lo que estamos viviendo no es solo delincuencia descontrolada, sino un plan bien calculado para que el crimen no sea un problema, sino una herramienta de poder. Porque no es casualidad que el sicariato y la extorsión sean hoy una industria en auge, ni que la Policía esté de adorno, ni que el Congreso haya desmantelado todas las instituciones capaces de frenar el caos. No es incapacidad. Es diseño.

El crimen ha sido convertido en la maquinaria perfecta para generar terror, desviar la atención y preparar el terreno para la siguiente fase del saqueo.

Y en el centro de todo, el mismo poder oscuro que se vende como la “salvación” del país.

1. Un Estado secuestrado: Cuando la mafia se disfraza de gobierno

El ataque al bus de Armonía 10 y el asesinato de su cantante es un símbolo de lo que han hecho con el Perú: una nación donde el crimen manda y el pueblo está indefenso. ¿Cómo llegamos aquí?

Porque el Congreso blindó a los delincuentes. Aprobaron leyes que hacen imposible detener a los extorsionadores en flagrancia, liberaron narcos y destruyeron toda reforma que fortaleciera la justicia. Porque el Ministerio Público fue amordazado. La fiscalía no puede tocar a los peces gordos del crimen, pero sí a los opositores políticos y a quienes se atrevan a desafiar el régimen. Porque la Policía obedece a los mafiosos del poder. Ya no están para proteger al ciudadano, sino para reprimir protestas, escoltar congresistas delincuentes y dejar libres a los criminales que “tienen padrino”.

El resultado: el país está en manos de las mafias.

Y mientras la gente muere en las calles, el gobierno solo se preocupa por mantenerse a flote y garantizar su impunidad.

El chiste se cuenta solo: Las bancadas de Fuerza Popular y la de Alianza para el Progreso (APP) pidieron la renuncia del ministro del Interior, Juan José Santiváñez, debido a su mala gestión en la lucha contra la extorsión, sicariato e inseguridad ciudadana.

2. La trampa del poder oscuro: Fabricar el caos para venderse como la solución

Los mismos que han llevado al Perú a este desastre quieren hacernos creer que ellos son la única salida. Pero, ¿quién controla hoy el Congreso, la Fiscalía y la Policía? Ellos.

Si el crimen gobierna, es porque les conviene.

📌 Primero, desmantelan el Estado. Lo debilitan hasta que no pueda hacer nada contra el crimen organizado. 📌 Luego, te inundan de miedo. Cada noticiero es un festival de sangre para que creas que el único camino es la “mano dura”. 📌 Después, te venden la solución: más represión, más militarización y más poder para ellos.

Pero la realidad es que la única "mano dura" que aplicarán será contra el pueblo, mientras los capos políticos y sus socios criminales siguen operando con total impunidad.

3. El crimen como negocio: ¿Quién se llena los bolsillos?

Cuando el país se hunde, hay quienes se hacen ricos. Y en este caso, los grandes beneficiarios del caos son:

💰 Los políticos corruptos que usan la inseguridad como excusa para aferrarse al poder. 💰 Los militares y policías de alto rango que se frotan las manos con cada “estado de emergencia” que les permite manejar presupuestos sin control. 💰 Las mafias judiciales que liberan criminales a cambio de coimas. 💰 Las empresas de seguridad privada, que lucran con el miedo de la gente. 💰 Los narcos, que ahora pueden mover su mercancía con menos obstáculos.

El pueblo, mientras tanto, solo recibe balas, miedo y desesperación.

4. La farsa de la lucha contra el crimen

No nos dejemos engañar. La delincuencia no está “descontrolada”. Está permitida.

Si realmente quisieran acabar con la inseguridad, lo harían en semanas:

🔥 Limpiando el Congreso de mafiosos. 🔥 Recuperando el control del Ministerio Público y la Policía. 🔥 Encarcelando a jueces y fiscales corruptos. 🔥 Atacando las finanzas del crimen organizado.

Pero no lo harán, porque el caos es su negocio.

5. ¿Qué sigue?

Nos quieren aterrorizados y desesperados. Quieren que pidamos a gritos “mano dura”, para luego darnos un régimen aún más brutal, donde el crimen seguirá intacto, pero el pueblo perderá hasta el derecho a protestar.

El truco es viejo. Pero hay algo que no calcularon: el pueblo ya está despertando.

Porque si la gente entiende que el poder oscuro no quiere acabar con la delincuencia, sino administrarla para su propio beneficio, se les cae la farsa. Y ahí, por primera vez, los que sentirán miedo serán ellos.

El crimen no gobierna solo. Tiene socios en el Congreso, en la Policía, en el Ejecutivo. Y la única manera de salir del abismo es arrancarlos del poder de una vez por todas.

La pregunta es: ¿cuánto más va a aguantar el pueblo antes de hacer lo que realmente hay que hacer?

Alberto Vela

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