Milei y la criptoestafa: Cuando la "libertad" es solo para estafar incautos

En un hito histórico de desvergüenza, el presidente de Argentina, Javier Milei, ha logrado lo impensable: convertirse en el primer jefe de Estado que promociona públicamente una estafa financiera a través de sus redes sociales. Y no cualquier estafa, sino una de esas burbujas cripto que terminan explotando en la cara de quienes ingenuamente creen en el milagro del dinero fácil.

El protagonista de este desastre financiero es $Libra, una criptomoneda que, según el relato presidencial, iba a revolucionar la economía argentina financiando emprendimientos locales. "Muchachos, este es un buen negocio", decía Milei en X (antes Twitter), mientras sus fieles seguidores se lanzaban con entusiasmo a comprar el activo. ¿El resultado? Un clásico esquema de "bombear y descargar": la moneda subió como espuma gracias a la promoción del propio presidente y luego se desplomó cuando sus creadores retiraron todo el dinero. Más de 44.000 inversores estafados y 87 millones de dólares evaporados.

¿Y qué dijo Milei después de este desastre? Pues lo de siempre: que no sabía, que no tenía detalles, que la culpa es de otros. Lo curioso es que la evidencia dice lo contrario: el presidente sostuvo reuniones previas con los creadores del proyecto, hay fotos, registros y testimonios que lo vinculan directamente con la estafa. Pero, claro, en el universo libertario de Milei, asumir responsabilidades es cosa de "estatistas".

Uno de los cerebros detrás del fraude, el estadounidense Hayden Mark Davis, ha salido a decir que todo fue un "experimento". Claro, un "experimento" con el dinero de miles de argentinos que ahora deben ver cómo sus ahorros desaparecen en una guarida fiscal. Pero tranquilos, porque según la filosofía del mileísmo, esto no es culpa del Estado ni del regulador, sino de los propios estafados, que no supieron "invertir con responsabilidad".

Se reunio con el estafador nada menos que en la Casa Rosada. Lo más trágico de este episodio no es solo la estafa en sí, sino la forma en que el presidente argentino ha decidido reaccionar: negando, minimizando y, sobre todo, sin el más mínimo atisbo de vergüenza. En cualquier país serio, un escándalo de esta magnitud llevaría a la renuncia inmediata del mandatario. Pero aquí no. Aquí Milei sigue en su trono libertario, burlándose de sus propios seguidores, esos mismos que confiaron en él y que ahora deben explicar en casa por qué perdieron su dinero por seguir el consejo de su ídolo.

Si esto no es un fraude con todas las letras, entonces no sabemos qué lo es. Milei ha demostrado que su concepto de "libertad" es, en realidad, la libertad de estafar sin consecuencias. Pero la pregunta es: ¿hasta cuándo?

El perfil de un libertario

Es difícil hacer un diagnóstico psicológico sin ser especialista y sin una evaluación directa, pero lo que sí es evidente es que Milei ha construido su imagen política sobre contradicciones y afirmaciones grandilocuentes que muchas veces no resisten el menor análisis. Su discurso está lleno de dogmas, pero en la práctica ha tomado decisiones que contradicen sus propias promesas y principios.

Prometió acabar con la “casta” Argentina, pero se rodeó de personajes que llevan décadas en la política. Defendió el libre mercado, pero promovió una criptoestafa con intervención directa del Estado (su propia investidura). Dijo que reduciría el gasto público, pero viaja con una comitiva más grande que la de sus antecesores.

Si a esto le sumamos la facilidad con la que cambia sus versiones y la forma en que niega hechos evidentes incluso ante pruebas contundentes, se podría decir que al menos es un mentiroso sistemático. Y si miente de manera compulsiva, sin poder evitarlo, entonces sí estaríamos hablando de mitomanía. Lo preocupante no es solo su perfil, sino el daño que su conducta le hace a Argentina.

¡QUE ME DISCULPEN LOS ARGENTINOS: PUES YO DIGO QUE ES UN IDIOTA!

Alberto Vela

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