LA PAYASADA DE LA REACTIVACIÓN PETROLERA EN LORETO: ¡UN CIRCO DE IMPROVISACIÓN Y SOSPECHAS!

La reactivación petrolera en Loreto se suponía que sería un paso firme hacia la recuperación económica de la región. Pero lo que hemos recibido es una función de circo con actos de improvisación, empresas sin experiencia y, por supuesto, sospechas de corrupción por todos lados.

Consiguen una foto y lo cuelgan en su web para hacer creer lo increíble. Esta empresa no ha extraído ni una sola gota de petróleo 

Altamesa Energy Canada Inc., la empresa canadiense, de un país muy responsable, "seleccionada" para operar el Lote 192, ha salido, prácticamente, huyendo del país alegando problemas financieros y dejando una estela de deudas con empresas comunales y proveedores. 

Pero, ¿cómo es posible que una empresa sin trayectoria en operación de lotes petroleros haya conseguido la adjudicación de un activo estratégico para la región? ¿Una empresa que sin haber producido ni un barril en su historia y sin historial económico financiero, y solo poniendo una carta fianza, se vuelve operador de un lote en el Perú? La respuesta se encuentra en las oficinas de Perupetro y Petroperú, que, con una confianza digna de mejor causa, le otorgaron el contrato basado en un informe de Apoyo & Asociados que, al parecer, tenía una varita mágica para transformar empresas "golondrinas", cascarón, en operadores petroleros de "confianza".

Y no es todo. Upland Oil & Gas, la otra empresa sin experiencia, también fue bendecida con un contrato para operar el Lote 8. Sin embargo, según estadísticas de Perupetro, después de haber producido unos 18 mil barriles el año pasado, parece haber entrado en un letargo absoluto. ¿Dónde están sus avances? ¿Cuál es su plan de acción? Nadie lo sabe. Lo que sí sabemos es que estas dos empresas no reunían las condiciones necesarias para garantizar una reactivación seria, pero igual fueron seleccionadas.

El hombre orquesta. El único directivo de Upland que da la cara. ¿Por qué ah?

La gran pregunta es: ¿qué tipo de "arreglos" hicieron estas empresas con las dirigencias indígenas, Perupetro y Petroperú para adjudicarse estos lotes? Es bien sabido que, en su afán por asegurar contratos, estas empresas repartieron dinero de manera sistemática. Ahora que las arcas de Altamesa y Upland Oil & Gas parecen estar vacías, la desesperación aflora, la primera ya se fue para nunca más volver. ¿Y quién pagará los platos rotos? Pues, como siempre, el pueblo loretano.

Lo más preocupante es que esta improvisación y posible corrupción afectan directamente la economía regional. La renta petrolera es clave para Loreto, pero su destino está siendo decidido por funcionarios en Lima que, con la habitual indiferencia centralista, nos tratan como simples proveedores de recursos, sin considerar el impacto real en la población.

Hoy, la reactivación petrolera de Loreto está en la cuerda floja. Petroperú asumirá las deudas dejadas por Altamesa Energy, pero ¿qué garantía tenemos de que la historia no se repita con Upland Oil & Gas? ¿Cuánto tiempo más perderemos mientras se reparten contratos entre operadores sin solvencia ni experiencia?

La farsa de Perupetro y Petroperú

Si algo ha quedado claro en la mal llamada reactivación petrolera en Loreto es que Perupetro y Petroperú no solo han fallado en su gestión, sino que han demostrado un nivel de ineptitud y corrupción que raya en lo delictivo. Dos empresas sin experiencia, con problemas financieros y sin capacidad real de operar, fueron premiadas con los lotes más importantes de la región. Y ahora, con Altamesa Energy huyendo del país y dejando deudas impagas, y con Upland Oil & Gas sin avances concretos, queda la pregunta obligatoria: ¿quiénes son los responsables de este desastre?

No hay que darle muchas vueltas. Perupetro y Petroperú han manejado estos procesos de adjudicación con la transparencia de un pantano. Se vendió la idea de una reactivación petrolera que devolvería el dinamismo económico a Loreto, pero lo único que han conseguido es asegurar contratos para empresas que, a la hora de la verdad, no tienen con qué sostenerse.

Tomemos el caso de Altamesa Energy, que se adjudicó el Lote 192, el más importante de la región. Desde un inicio, se sabía que esta empresa no reunía las condiciones necesarias para operar, pero eso no fue impedimento para que se le otorgara el contrato con la venia de Perupetro y Petroperú. Ahora, con su fuga del país, el desastre financiero que deja a su paso tendrá que ser asumido por Petroperú, es decir, por el Estado y, en consecuencia, por todos los peruanos.

Pero no queda ahí. La otra gran apuesta de Perupetro y Petroperú, Upland Oil & Gas, es otro misterio. En todo un año, apenas han producido 18 mil barriles, y de ahí, nada más. Mientras tanto, Loreto sigue esperando la tan anunciada reactivación, que hasta ahora no es más que una farsa montada por burócratas que juegan con los recursos de la región.

La pregunta que nadie en Lima quiere responder es: ¿qué tipo de "evaluación" hicieron para adjudicar los lotes a estas empresas sin capacidad ni respaldo financiero? ¿Quiénes se beneficiaron con estos contratos? Porque no hay que ser un genio para entender que cuando se entrega un negocio multimillonario a empresas incapaces, hay alguien ganando por debajo de la mesa.

Mientras Perupetro y Petroperú siguen en su teatro de la reactivación, Loreto sigue atrapado en el atraso económico, dependiendo de decisiones tomadas desde Lima por funcionarios que ven a la región como una simple despensa de recursos, sin importarle su gente ni su desarrollo.

Es hora de que las autoridades regionales y la sociedad civil exijan respuestas. Porque si algo ha quedado claro en este escándalo, es que la supuesta reactivación petrolera no ha sido más que una gran estafa orquestada por Perupetro y Petroperú en perjuicio de Loreto.

Y las sanciones: No se oye padre

Lo que hizo Altamesa Energy se conoce como abandono contractual, incumplimiento de contrato o, en términos más específicos, quiebra fraudulenta si se demuestra que la empresa nunca tuvo la capacidad financiera para cumplir sus compromisos. También puede encajar en una mala praxis empresarial, sobre todo si la empresa obtuvo el contrato bajo información engañosa.

Posibles sanciones que merece una empresa en esta situación:

  1. Sanciones contractuales:

Penalidades económicas establecidas en el contrato. ¿los habrán?

Ejecución de garantías o cartas fianza presentadas por la empresa. ¿Los habrán?

  1. Inhabilitación y prohibición de operar:

La empresa debe ser inhabilitada para participar en futuras licitaciones públicas en el país. Esto suena más a un chiste

En algunos casos, se puede solicitar su inhabilitación en otros países, si existe cooperación internacional en materia de contratación pública.

  1. Demandas civiles y embargos:

Subcontratistas y proveedores afectados pueden exigir a la empresa para recuperar sus deudas.

Embargo de activos que la empresa tiene en el país para cubrir las deudas pendientes. ¡No tienen nada!

4. Acciones penales (si hay dolo o fraude):

Si se demuestra que la empresa actuó de mala fe (por ejemplo, si obtuvo el contrato sabiendo que no tenía solvencia), sus directivos podrían enfrentar procesos penales por fraude, estafa o corrupción. ¿YA ESTÁN OLEADOS Y SACRAMENTADOS? En este caso, de una cosa estamos seguros, si hubiera sido el país el que incumpliera: un pull de abogansters, fiscales y jueces, sin muchas vueltas ya hubieran hecho pagar mucho dinero por incumplimiento de contrato.

  1. Responsabilidad de los funcionarios públicos:

Si se prueba que Perupetro y Petroperú adjudicaron el contrato sin una debida verificación financiera, podrían enfrentar sanciones administrativas o incluso penales por favorecer a una empresa insolvente. ¿Por eso están calladitos?

En este caso, lo más grave es que Petroperú tendrá que asumir las deudas de Altamesa Energy, lo que demuestra una gestión irresponsable de los contratos petroleros.

Estos encumbrados con inmensos pergaminos tendrán que rendir cuentas, SÍ o SÍ

¿Se investigará esto a fondo? Ahí está la gran incógnita.

Comentarios