313 Ya Está Trump de Nuevo en la Casa Blanca: Promete cambiar el tablero mundial, Poner fin a las guerras y hará grande a EEUU.

En un discurso cargado de promesas disruptivas o cambiantes y su inconfundible estilo, Donald Trump dejó claro que, su prioridad será sacudir el orden mundial como lo conocemos. Para el pueblo estadounidense, su mensaje fue directo: "Estados Unidos primero", un llamado a cerrar el grifo del dinero que, se desperdicia en conflictos extranjeros y ayudas internacionales, mientras las necesidades internas en EEUU siguen sin resolverse.

Un Trump dispuesto a "cerrar la guerra en Ucrania"

En una de sus declaraciones más impactantes, Trump prometió resolver la guerra en Ucrania en cuestión de días, posicionándose como el único líder capaz de negociar con Rusia y Ucrania para detener el derramamiento de sangre. ¿Cómo lo haría? No dio detalles, pero insistió en que su "buena relación" con Vladimir Putin es la clave. Sin embargo, su postura despierta críticas: ¿cómo afectaría esta estrategia a los aliados europeos y al equilibrio de poder en Europa?

América Latina: ¿Socios o simples espectadores?

Para los países latinoamericanos, el discurso de Trump dejó entrever lo que ya sabemos: la región no será una prioridad en su agenda. Su enfoque en reducir ayudas externas podría traducirse en menos cooperación económica y política. Sin embargo, esta visión podría abrir oportunidades para que América Latina fortalezca su independencia regional. ¿El problema? Trump también podría endurecer su postura migratoria, lo que golpearía duramente a los millones de latinos que buscan una vida mejor en Estados Unidos.

El papel de Norteamérica en el mundo: de policía global un negociador pragmático

Trump dejó claro que su visión es menos intervencionista. Criticó los millones invertidos en Ucrania y la OTAN, exigiendo que Europa asuma una mayor carga. Su mensaje fue claro: Estados Unidos no seguirá actuando como "el banco del mundo". Pero este cambio de estrategia podría dar paso a una nueva era de tensiones globales, especialmente con China y Rusia, quienes ven en un Estados Unidos más aislado, una oportunidad para expandir su influencia.

Impacto interno: 'Arreglemos primero nuestra casa'

Trump también disparó contra la élite política de su país, acusándola de gastar recursos en guerras extranjeras mientras los estadounidenses sufren crisis económicas, violencia y falta de empleos. Su discurso apeló al ciudadano común, prometiendo una economía fuerte y un país centrado en sus propios problemas antes de resolver los del resto del mundo.

Un mundo dividido o un nuevo orden global.

Con Trump en el poder, el mundo podría enfrentarse a una era de acuerdos bilaterales y negociaciones pragmáticas, dejando de lado los grandes bloques internacionales. Esto podría significar menos compromisos globales, pero también un Estados Unidos que apuesta todo a proteger sus intereses.

El mensaje es claro: el regreso de Trump no solo cambiaría el rumbo de Estados Unidos, sino también el del mundo. Su propuesta de "poner fin a las guerras" y priorizar a los estadounidenses promete ser tan polémica como transformadora. ¿Estamos listos para un nuevo capítulo en el que el poder global se reescribe desde Washington? Lo que está claro es que, con Trump, nada será predecible.

"Trump amenaza con rescribir historias pasadas y pisotear soberanías: el Canal de Panamá y el Golfo de México en su mira"

En una muestra de prepotencia sin precedentes, Donald Trump insinuó que, buscaría recuperar el control del Canal de Panamá, ignorando décadas de acuerdos internacionales que devolvieron esta vital infraestructura al pueblo panameño en un acto de justicia histórica. Esta postura, que desafía la soberanía de Panamá, no es solo un insulto a la independencia del país, sino una peligrosa señal de que Trump está dispuesto a desestimar los tratados y principios fundamentales del derecho internacional.

Pero no se detuvo allí. En un gesto de burla hacia la historia y los pueblos de la región, sugirió cambiar el nombre del Golfo de México, un símbolo geográfico y cultural profundamente arraigado en la identidad de América Latina. Este planteamiento no solo es ofensivo, sino que refleja un irrespeto total hacia la memoria histórica y los acuerdos que han regido las relaciones internacionales.

Trump parece empeñado en imponer su visión de un Estados Unidos que ignora fronteras y acuerdos, listo para someter a su voluntad a cualquier nación que considere estratégica. ¿Hasta dónde llegará su desdén por la soberanía de otros países? Lo que es claro es que estas declaraciones, más que reafirmar la grandeza de Estados Unidos, lo aíslan y lo enfrentan al resto del mundo.

José Raúl Mulino. Presidente de Panamá

Además, subestimar a las naciones latinoamericanas y su capacidad para defender su dignidad y autonomía podría generar un efecto contrario: una mayor unidad regional frente a políticas imperialistas y prepotentes. La historia ha demostrado que los intentos de dominio a través de la intimidación tienden a fracasar en el largo plazo, dejando a quienes los impulsan con más enemigos que aliados.

Trump está jugando con fuego, y el costo podría ser una pérdida significativa de credibilidad y liderazgo global para Estados Unidos. Por querer imponer su visión, va a terminar debilitando la posición de su país en un mundo cada vez más multipolar y desafiante.

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