289 ¡69 partidos políticos! ¿La diversidad o el circo de la política peruana?

¿Qué pasa con el Perú? Estamos a punto de romper un récord que nadie pidió: llegar a las elecciones presidenciales de 2026 con 69 partidos políticos inscrito: hasta ahora hay 39 inscritos, y 30 están en proceso de inscripción. Sí, 69. Un número que podría ser el sueño de cualquier comediante y la pesadilla de cualquier demócrata serio. Pero detrás de la aparente "pluralidad", lo que hay es una muestra alarmante de cómo la política en el Perú ha perdido completamente el rumbo.

Fragmentación política: el menú infinito sin opciones reales

¿Es esto democracia o es el equivalente político a un buffet donde todo sabe igual? Tener 69 partidos no significa diversidad de ideas ni representación ciudadana; significa desorden, oportunismo y cero coherencia ideológica. Estos partidos, en su mayoría, no son proyectos políticos serios, sino vehículos personales para alcanzar el poder. Aquí no se habla de propuestas, sino de promesas a corto plazo y alianzas que solo benefician a sus líderes.

¿Y la gobernabilidad?

Con tantos actores queriendo un pedazo del pastel, lo único que lograremos será un Congreso fracturado, donde las negociaciones no serán de políticas públicas, sino de favores personales. La fragmentación extrema pone en peligro la estabilidad de cualquier gobierno, dejando al Ejecutivo con las manos atadas y a los ciudadanos pagando las consecuencias de un Estado paralizado.

Elecciones en Loreto: ¿Elegir líderes o jugar a la ruleta rusa?

En Loreto, el problema se vuelve aún más grotesco. Mientras la región enfrenta graves problemas de infraestructura, educación y salud, la política parece haberse convertido en un juego de sillas musicales, donde los candidatos aparecen y desaparecen sin que nadie sepa quiénes son o qué representan.

El gran problema aquí es la falta de filtros para los aspirantes al poder. En esta jungla electoral, cualquier persona con acceso a un padrón y un discurso populista tiene la posibilidad de llegar a las urnas. Esto no solo mina la confianza de los ciudadanos, sino que convierte las elecciones en una lotería: uno elige, pero nunca sabe qué está llevando una casa.

Implicancias para Loreto:

Con partidos y candidatos que no tienen vínculos reales con la región ni propuestas sostenibles, la gobernabilidad se convierte en un espejismo. Loreto, en lugar de avanzar, se encuentra atrapado en un ciclo de políticos improvisados ​​que prometen mucho y entregan poco. Esto afecta directamente la capacidad de la región para planificar y ejecutar proyectos de desarrollo, dejando a su población más vulnerable que nunca.

¿Política o pandillas? Cuando los partidos parecen "bandas de ladrones"

Seamos claros: el problema no es solo la cantidad de partidos, sino la calidad. La política peruana, y especialmente en regiones como Loreto, parece haberse convertido en una carrera para ver quién saquea más rápido y mejor los recursos del Estado. ¿Qué representan muchos de estos partidos? Nada. El sistema actual permite que personajes cuestionables se reciclen, cambien de camiseta y sigan participando como si nada hubiera pasado.

El impacto en la representación democrática:

Cuando los partidos se convierten en refugios para intereses oscuros, la representación ciudadana queda completamente desvirtuada. Los electores no eligen propuestas ni ideales; eligen entre una lista interminable de opciones irrelevantes que solo perpetúan el clientelismo y la corrupción. Esto crea una democracia de fachada, donde los ciudadanos votan, pero no son realmente representados.

Conclusión: Más partidos, menos democracia

En teoría, más partidos podrían significar más voces y más opciones. Pero en el Perú, significa todo lo contrario: más confusión, menos gobernabilidad y una representación democrática cada vez más débil. Con un sistema político atomizado y desgastado, los verdaderos problemas del país, como la pobreza, la corrupción y la falta de oportunidades, quedan en segundo plano.

 Perú, el país donde tener tu propio partido    político es como abrir un carrito de salchipapas

Por: Un ciudadano harto de tanto circo

¿Quieres ser político en Perú? ¡No te preocupes! Aquí no necesitas ni ideología ni un plan serio para cambiar el país. Basta con tener ego, unos cuantos amigos para recolectar firmas y listo: ¡Bienvenido al exclusivo club de los 39 (e ira creciendo) partidos políticos! Sí, aquí la política no es un proyecto, es una chacra.

Del ego al “partidito”, una biografía no autorizada

En un país donde la desconfianza reina y el protagonismo es el pan de cada día, fundar un partido político parece ser el equivalente moderno a escribir un libro autobiográfico: "Mi lucha por el poder y cómo el mundo no me entendió”. No importa si tienes las propuestas de un mesías o las ideas de un pajarito: lo importante es que tengas tu propio logotipo y un slogan pegajoso.

¿Qué pasa con los políticos peruanos? Fácil. Muchos prefieren fundar su propio partidito antes de unirse a otro, porque ¿cómo van a compartir el reflector con alguien más? Aquí no hay espacio para la humildad ni para alianzas. Es un desfile de egos, donde cada uno quiere ser el próximo gran caudillo… o al menos ganar su tajadita del financiamiento público.

Cuando la política se parece a un juego de Monopolio

En el Perú, las reglas para crear un partido político son tan relajadas que casi parece un negocio más. ¿Recogiste firmas? ¿Inscribiste unos cuantos comités? ¡Felicidades, ahora puedes tener tu propia fichita en el tablero del Congreso!

El problema es que con cada nuevo partido el tablero se vuelve más caótico. La fragmentación no solo confunde al elector, también convierte al Congreso en una feria de intereses: coaliciones inestables, favores políticos a cambio de votos y la eterna danza de “quién me da más”. Mientras tanto, el país sigue atascado, porque entre tanto tira y afloja, gobernar pasa a un segundo plano.

La ideología en la política peruana: desaparecida en acción

¿Alguien ha visto una ideología por aquí? Porque en este desfile de partidos, lo que menos importa es tener una. La mayoría son vehículos electorales que, como los mototaxis en Iquitos, aparecen de la nada, te llevan donde les conviene y desaparecen cuando ya no los necesitas. ¿Propuestas sólidas? ¿Planes a largo plazo? Mejor no preguntemos, que nos respondan con memes o promesas vacías.

Riesgos de la “partidocracia salchipapera”

La sobrepoblación de partidos en Perú tiene consecuencias graves, aunque las disfracemos de memes:

1. El Congreso como un circo: Con tanto partido, cada votación es un show de dimes y diretes. La gobernabilidad, como los buenos políticos, brilla por su ausencia.

2. Electores confundidos: Con 69 partidos en la boleta, votar será como jugar a la ruleta: elige cualquier número y espera a ver qué pasa.

Corrupción en esteroides: Más partidos significan más oportunidades para que intereses privados se metan en política. Aquí el único desarrollo es el de los bolsillos ajenos.

¿Qué podemos hacer?

En un mundo ideal, Perú reformaría su sistema electoral, obligando a los partidos a fusionarse o desaparecer si no tienen votos ni propuestas. Pero mientras tanto, tal vez sería buena idea educar a la población para que deje de caer en el “partido de moda” y exija algo más que discursos baratos.

Porque, seamos sinceros: si seguimos permitiendo que cualquiera con ego inflado y cero ideas funde su propio partido, lo único que vamos a lograr es que el Perú termine gobernado por un reality show. Y ya hemos tenido suficiente de eso, ¿no creen?

Así que, queridos políticos de escritorio y caudillos de cartón: ¿Por qué no dejan de usar la política como trampolín y empiezan a pensar en el país que dicen representar? Ah, cierto, porque eso implicaría trabajo de verdad. Y aquí, para muchos, la política sigue siendo solo un negocio redondo. 

(Alberto Vela)

 

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