285 LA CHUSMA POLÍTICA: LOS AMOS DEL CIRCO PERUANO (¿Tal vez conoces a sus trapecistas?)

Cuando hablamos de chusma política, no nos referimos a una simple falta de preparación o a un error de principio. No, estimado lector, estamos hablando de algo más profundo, más nocivo, más arraigado: un estado de degradación colectiva que ha capturado el ADN de la política peruana y la ha convertido en un espectáculo barato, digno del peor circo itinerante. Este ensayo, mezcla de bisturí y espejo, se atreve a desmenuzar lo que realmente significa ser parte de esta élite decadente que se autodenomina "clase política".

¿Qué es la chusma política?

La chusma política es esa fauna que habita en la cúspide del poder, pero cuyo comportamiento, ética y visión son dignos del rincón más oscuro de un mercado clandestino. No confundir con políticos inexpertos o con quienes cometen errores sinceros; la chusma política no actúa por ignorancia, sino con una intención calculada de eternizar un sistema de corrupción, mediocridad y beneficio personal.

Estos personajes no son simplemente malos gobernantes; son expertos en el arte de desfalcar, mentir y manipular. Su verdadera ideología es el pragmatismo amoral: hoy son de MERA, mañana de Somos Perú, hoy son de izquierda, mañana de derecha, y pasado de donde salga el contrato jugoso, o donde haya plata.

Las características de la Chusma Política

La mediocridad como virtud: En un mundo donde las ideas valen oro, los políticos de la chusma política no tienen ideas, solo frases hechas y clichés huecos. Hablan de "cambio" mientras mantienen el status quo. Su especialidad es disfrazar la incompetencia con palabras grandilocuentes como "gobernabilidad", "consenso" o "sostenibilidad".

Ejemplo clásico: “Vamos a trabajar por el desarrollo integral del país”. Traducido al lenguaje real: "Vamos a robar lo que podamos mientras repartimos migajas".

El populismo como bandera: Les encanta gritar lo que el pueblo quiere oír, pero sin la más mínima intención de cumplirlo. Un día prometen hospitales en cada distrito; al día siguiente, universidades gratuitas en cada esquina. Lo que no te dicen es que, mientras hacen esas promesas, están firmando contratos para importar ambulancias inservibles o licitaciones con sobrecostos escandalosos.

Ejemplo típico: "¡El agua es un derecho humano!" Claro que sí, pero, ¿dónde están los sistemas de saneamiento que prometen? Ah, cierto, en la cuenta bancaria de algún testaferro.

La corrupción como modus vivendi: El sello distintivo de la chusma política es su capacidad para institucionalizar la corrupción. No basta con robar, no; hay que hacerlo con estilo: creando redes mafiosas, empresas de fachada y sistemas legales que protegen el saqueo.

Casos reales: Contratos de carreteras que no llevan a ningún lado, colegios que se caen con el primer temblor, y hospitales que funcionan con equipos obsoletos comprados a sobreprecio.

El clientelismo como herramienta de control: La chusma política no gobierna; administra feudos. Reparten o venden puestos públicos como si fueran caramelos y utilizan programas sociales para comprar lealtades. Su lema: “Si me das tu voto, te doy un trabajo… aunque no sepas hacerlo”.

El circo de los partidos políticos

Si el político individual es la estrella del espectáculo, el partido político es la carpa del circo. Aquí es donde la chusma política se organiza, reproduce y multiplica. Los partidos en el Perú no son plataformas de ideas ni semilleros de liderazgos; son clubes privados donde el ingreso se paga con lealtad ciega al "jefe" o, en su defecto, con dinero para financiar la próxima campaña.

Estos partidos tienen las siguientes características:

Ausencia de ideología real: Cambian de postura más rápido que un influencer cambia de foto de perfil. Un día son defensores del libre mercado, al siguiente están en contra de las privatizaciones, y al siguiente están firmando contratos con empresas extranjeras en condiciones sospechosas.

Dinastías familiares y cúpulas intocables: La chusma política se perpetúa en partidos liderados por los mismos apellidos desde hace décadas. ¿Quién decide las candidaturas? La familia, el padrino o el "amigo de confianza".

Candidaturas alquiladas: No importa quién sea ni qué representa, si tienes el dinero suficiente, puedes ser candidato. ¿Qué sabes de gestión pública? Nada. ¿Qué sabes de desarrollo regional? Tampoco importa. Lo que importa es que tengas recursos para financiar el show.

Las perspectivas de la chusma política

El problema de la chusma política es que no tiene perspectiva. No mira al futuro porque está demasiado ocupado saqueando el presente. Para ellos, el poder no es una herramienta para transformar, sino un botín que debe ser repartido antes de que llegue el próximo grupo de saqueadores.

El impacto de la CHUSMA en Loreto y el Perú

En regiones como Loreto, la chusma política no solo es un problema de ética; es un problema de supervivencia. Mientras los recursos se dilapidan en manos de estos políticos, la región sufre de:

Falta de servicios básicos: Comunidades enteras sin acceso a agua potable ni electricidad. Infraestructura abandonada: Proyectos que comienzan con bombos y platillos, pero terminan en la nada. Desempleo y migración: Jóvenes que abandonan la región porque aquí no hay futuro.

¿Cómo enfrentarlos?

Identificar a la chusma política es el primer paso. Rechazar sus prácticas es el segundo. Pero lo más importante es construir alternativas reales. Movimientos como el Pacto Ciudadano para el Desarrollo de Loreto tienen el desafío de demostrar que otro tipo de política es posible, una basada en ideas, principios y resultados.

El cambio no será fácil, pero es urgente. Mientras sigamos permitiendo que esta élite parasitaria controle el destino del país y la región, estaremos condenados a elegir entre diferentes versiones del mismo desastre.

A modo de Reflexión: La chusma política no es un mal necesario, como algunos quieren hacernos creer. Es un cáncer que puede ser extirpado si tenemos el valor de hacerlo. No se trata de cambiar caras, sino de cambiar el sistema, de reconstruir la política desde sus cimientos. El futuro de Loreto, del Perú y de nuestras propias vidas depende de ello.

¿Seguiremos aplaudiendo el circo o empezaremos a desmontar la carpa?

El pragmatismo amoral: La ideología invisible de la         política en Loreto y el país

En el Perú, la política no es un espacio de confrontación de ideas ni de proyectos a largo plazo; es un mercado, un bazar de intereses donde todo se negocia y nada tiene raíces firmes. La frase "Ayer fueron de MERA hoy son de Somos Perú, hoy son de izquierda, mañana de derecha, y pasado de donde salga el contrato jugoso" encapsula una realidad dolorosa pero ineludible: la verdadera ideología que domina la política peruana es el pragmatismo amoral, una forma de operar donde los valores, las posturas y las promesas cambian al ritmo de las oportunidades para sacar provecho personal o corporativo.

¿Qué significa el pragmatismo amoral?

El pragmatismo amoral no es pragmatismo en el sentido positivo de adaptarse a las circunstancias para lograr objetivos mayores. Es pragmatismo sin brújula moral, sin principios, sin visión de país. Aquí, las decisiones no se toman pensando en lo que beneficia al pueblo, sino en lo que maximiza el beneficio personal, de la red de aliados o del partido convertido en máquina clientelista.

En este sistema, la política se vacía de contenido ideológico real y se transforma en un constante "sálvese quien pueda". MERA, Mi Loreto, Somos Perú, La izquierda, la derecha o el centro son solo etiquetas intercambiables, herramientas de marketing electoral para captar votos en un momento determinado. No hay compromiso con una agenda social, económica o cultural; solo con las oportunidades del momento.

¿El pragmatismo amoral ha convertido a la política peruana en un juego de máscaras, donde las ideologías son simples disfraces que se cambian según convenga. Este sistema no solo ha traicionado la confianza de los ciudadanos, sino que ha hipotecado el futuro del país en nombre de beneficios inmediatos. Es hora de exigir una política con raíces, con coherencia, y con un verdadero compromiso por el bien común.

¿Seguiremos aceptando las máscaras o exigiremos ver el rostro real de quienes nos      gobiernan?

(Alberto Vela)

 


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