274 "Apocalipsis Nuclear, Pendiente de un Hilo: Cómo Llegamos Aquí y a Quién Culpar"

Señoras y señores, bienvenidos a la última temporada de "Juego de Tonterías Geopolíticas". Estamos al borde de una apocalipsis nuclear, y no por un meteorito, un supervolcán o una invasión alienígena, sino por una serie de decisiones tan absurdas que deberían ser consideradas delito contra el sentido común.

¿Quienes son los responsables? Pongamos los nombres sobre la mesa: la OTAN y su fiel comandante en jefe, Estados Unidos de Norteamérica, han decidido que jugar a la "democracia global" implica echar gasolina al fuego, tanto en Europa del Este como en Oriente Medio. Y no, no se equivoquen, no es que estén preocupados por la libertad, la justicia o el bienestar humano. Nada que ver. Esto se trata de seguir manteniendo dizque su hegemonía mundial a cualquier costo, estando ya en decadencia, incluso si ese costo es la humanidad entera.

Primero, hablemos del espectáculo principal: Ucrania. Estados Unidos, cual titiritero experimentado, ha armado a Ucrania hasta los dientes mientras sus aliados de la OTAN corean desde las gradas.  Desde las tribunas del Circo Romano. La narrativa oficial habla de proteger la soberanía, pero lo que vemos es un intento desesperado de desgastar a Rusia, el enemigo, el cuco “Comunista” en un conflicto que bien podría haber sido evitado. ¿Resultado? Un conflicto cada vez más intenso que ahora incluye coqueteos peligrosos con misiles de largo alcance y, en el horizonte, la amenaza de armas nucleares tácticas.

¿Y en Oriente Medio? Otro capítulo del manual de cómo no hacer diplomacia. Mientras Israel protagonizan uno de los genocidios más desgarradores de las últimas décadas, disfrazado de conflicto, Estados Unidos no pierde oportunidad de exacerbar tensiones. Más armas, más promesas de "apoyo incondicional", y cero intención de calmar las aguas. ¿El resultado? Irán y otros actores regionales calentando motores para lo que podría convertirse en un conflicto global.

¿Y qué hace el resto del mundo? Mirar atónito mientras el gigante del norte sigue jugando al policía malo y sembrando caos en dos frentes. Es como si alguien les hubiera dicho: "Si ya estás metido en un lío, ¿por qué no empezar otro?" El problema es que estos líos tienen capacidad nuclear, y las consecuencias no se limitarán a un solo continente.

¿Estamos al borde del cataclismo? Claro que sí. Cuando pones a líderes miopes con agendas bélicas al mando de las potencias más poderosas del planeta, obtienes exactamente lo que estamos viendo en estos momentos: un juego de provocaciones que podría terminar en la aniquilación mutua. La única pregunta es: ¿cuánto tiempo más nos queda antes de que alguien apriete el botón equivocado?

Así que ahí lo tienen, queridos lectores. Bienvenidos al borde del abismo, cortesía de una geopolítica basada en el ego, el dinero y las bombas. Si esto no les indigna, tal vez deberían empezar a preocuparnos por la clase de mundo que dejamos en manos de estos "líderes".

 "Hoy puede ser el Último Día: El Gran Show del Fin del Mundo"

Si estás leyendo esto, felicidades, todavía no nos han volado en pedazos. Pero no te emociones mucho; Estamos al borde de un apocalipsis nuclear porque un grupo selecto de "grandes líderes" ha decidido que sus egos valen más que el futuro de la humanidad. Sí, esos mismos que apenas pueden sostener una conversación coherente sin mencionar palabras como "hegemonía", "soberanía" o "disuasión estratégica".

La noticia de hoy es sencilla: vivimos en un planeta gobernado por ególatras con juguetes radiactivos. Los genios de las potencias mundiales han elevado la tensión a niveles insospechados, todo porque necesitan demostrar quién tiene el misil más grande, yo soy el mandamás, el gendarme, el papá del show. Ucrania quiere misiles de largo alcance, Rusia desempolva su arsenal nuclear, y Estados Unidos, como siempre, se cree el árbitro cósmico. Mientras tanto, el resto del mundo nos preguntamos: ¿dónde está el botón para salir de este maldito simulador?

Por si fuera poco, todo esto ocurre en nombre de causas tan nobles como el control geopolítico y la defensa de los "valores democráticos". Cuidado con los demócratas de Estados Unidos. Claro, porque nada dice "valores" como convertir ciudades en cráteres radiactivos. Los mismos que nos vendieron guerras dizque para "liberar" países ahora nos tienen al borde del infierno por unos cuantos billetes y cuotas de poder que ni siquiera podrán gastar si todo se acaba mañana.

Y mientras ellos juegan al ajedrez nuclear, ¿qué nos queda a nosotros, simples mortales? Pues lo de siempre: seguir trabajando, pagando impuestos y haciendo como que la vida tiene sentido. Así que, aquí va la sugerencia del día: vive como si hoy fuera el último. Pídete ese postre, llama a ese amor imposible, haz el ridículo si hace falta. Porque si vamos a desaparecer, al menos que sea con el estómago lleno y riéndonos de lo absurda que es esta comedia llamada humanidad.

Ah, y no olvides darles las gracias a esos "líderes visionarios" por dejarnos este regalo final: un mundo al borde del abismo por su insaciable codicia y estupidez. Si hay algo que nos queda, es el humor. Así que, querido lector, ríe, porque si no lo haces, solo te quedará llorar. Nos vemos mañana… si es que queda un mañana.

 "Mañana: Si aún Estamos Aquí"

¡Atención, pasajeros del planeta Tierra! Aún estamos aquí, respirando, bebiendo café y viendo memes, pero no se emocionen demasiado: la amenaza nuclear sigue rondando como un mal chiste que nadie pidió. Los titiriteros del poder mundial continúan moviendo los hilos, jugando a ver quién puede empujar al mundo más cerca del abismo. Pero ¡sorpresa! Todavía hay tiempo para hacer algo.

Mientras las potencias mundiales se disputan quién tiene la última palabra (o el último misil), nosotros, los "espectadores globales", seguimos esperando que alguien con sentido común entre a la sala y les arrebate los botones rojos. Porque, seamos honestos, esto ya parece una película mala: líderes gritándose desde sus púlpitos dorados mientras el resto del mundo les grita "¡Paren, imbéciles!" en mil idiomas diferentes.

¿La buena noticia? Aún podemos tomar acciones. ¿La mala? Probablemente las dejemos en manos de los mismos políticos que no pueden decidir ni qué corbata usar. Pero si de verdad queremos salvar este barco a la deriva, toca que todos levantemos la voz y exijamos algo más que discursos vacíos y amenazas ridículas.

¿Qué podemos hacer? Para empezar, dejemos de aplaudir a estos payasos que confunden liderazgo con matonería. Exijamos a las instituciones internacionales que hagan algo más que reuniones elegantes y comunicados tibios. Llamemos a los jueces del mundo para que, de una vez por todos, metan en cintura a quienes están jugando con la vida del planeta. ¡Justicia, señores! No esperemos a que nos caiga la primera bomba para reaccionar.

Y si nada de esto funciona, al menos que quede claro quiénes somos los cuerdos en este manicomio global. Protestemos, escribamos, gritemos, hagamos memes si hace falta, pero no dejemos que el destino del mundo quede en manos de unos pocos. Porque, al final, esto no se trata solo de evitar el desastre, sino de demostrar que la humanidad todavía tiene algo de dignidad.

Así que, queridos lectores, tomen aire y prepárense. Este no es el momento de mirar al cielo esperando milagros; es el momento de actuar. Y recuerden: el tiempo sigue corriendo, pero todavía hay oportunidad para apagar el incendio… antes de que nos convirtamos en cenizas literales. 

(A. Vela)

 

 

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