272 APEC 2024 Perú: Ponen sobre la mesa la lucha contra la informalidad y la apuesta por un futuro más verde
En la reciente cumbre del Foro APEC 2024, realizada en Lima, el Perú sacó pecho como anfitrión y puso en la mira un problema que no solo afecta a los peruanos, sino a millones en todo el mundo: la informalidad económica. Con la Hoja de Ruta de Lima , un documento ambicioso aprobado por los líderes de las 21 economías más importantes de Asia-Pacífico, se busca dar un giro hacia economías más formales, sostenibles e inclusivas.
El gobierno del Perú no se guardó nada al presentar este plan, destacando que la informalidad es un monstruo que carcome el desarrollo, dejando a millones de personas al margen del progreso. Pero ¿cómo se pretende cambiar esto? Con innovación, digitalización y oportunidades reales para los sectores más vulnerables.
¿Qué significa esto para el Perú y la región?
El mensaje es claro: ya no basta con sobrevivir en la informalidad. Ahora, se trata de incluir a los pequeños negocios y trabajadores informales en el juego grande, ese que mueve los mercados globales. La idea es brindarles herramientas digitales, acceso a mercados y políticas que los respalden, no que los persigan. Pero, ojo, en un país donde más del 70% de la economía es informal, esta tarea es titánica.
Sin embargo, no todo quedó en palabras bonitas. El foro también marcó otros hitos importantes:
· Hidrógeno limpio y economía verde: APEC busca liderar la transición hacia energías más limpias. ¿Qué significa esto? Menos carbono, más oportunidades de inversión en tecnologías verdes.
Principios de Trujillo contra el desperdicio de alimentos: Con millones pasando hambre en la región, reducir el desperdicio no es solo necesario, sino urgente.
El gran reto: pasar del papel a la acción
Aunque suena prometedor, muchos se preguntan si esto será solo otro documento que quedará en el archivo. El gran desafío para el Perú y los demás países miembros es implementar acuerdos estos en terreno. En un país con altos índices de corrupción y poca infraestructura tecnológica, ¿cómo hacer que la formalización sea atractiva y real para los millones de trabajadores informales?
Por otro lado, el foro también tocó temas que van más allá de la economía:
· Digitalización y comercio global: La Declaración de Ichma busca impulsar el comercio global y digitalizar procesos, especialmente para las pequeñas empresas.
Empoderar a las mujeres: Si queremos un desarrollo real, no se puede dejar a las mujeres fuera de la ecuación.
Un Perú en la vitrina internacional
Con este foro, el Perú se colocó en el centro de una discusión global, pero también bajo los reflectores. Si logra avanzar en la implementación de estos acuerdos, podría convertirse en un modelo para la región. Sin embargo, con un gobierno cuestionado y una informalidad arraigada, el camino no será fácil.
La pregunta ahora es: ¿Será el Perú capaz de transformar este compromiso internacional en beneficios reales para sus ciudadanos? La respuesta está por verso, pero lo que está claro es que la lucha contra la informalidad no puede esperar más. Es hora de pasar del discurso a la acción.
APEC: El Perú atrapado por su realidad política y económica
La reciente Cumbre APEC 2024 dejó sobre la mesa acuerdos ambiciosos para el desarrollo económico y sostenible en Asia-Pacífico, con el Perú como anfitrión destacando la necesidad de combatir la informalidad y apostar por un futuro más inclusivo. Sin embargo, las tareas que asume el país no solo son gigantescas, sino que llegan en un momento en que la economía y la política peruanas están al borde del abismo, sostenidas por un sistema plagado de corrupción y desgobierno.
La informalidad, un problema conquistado
El Perú propuso la Hoja de Ruta de Lima, un plan para combatir la informalidad y abrir puertas al comercio global, especialmente para los sectores más vulnerables. La idea suena bien: reducir barreras, digitalizar la economía y empoderar a las MIPYMES. Sin embargo, el Perú enfrenta un desafío estructural: más del 70% de su economía opera en la informalidad.
¿Por qué es tan complicado? Porque no se trata solo de ofrecer incentivos o herramientas, sino de cambiar un sistema que históricamente ha dejado a los pequeños emprendedores y trabajadores al margen. A esto se suma la desconfianza generalizada en las instituciones y la falta de un liderazgo sólido que impulse estas reformas.
Corrupción: el enemigo en casa
El gobierno peruano, encabezado por Dina Boluarte, está en el ojo del huracán. Con una aprobación mínima y graves cuestionamientos por corrupción, ¿cómo liderar reformas profundas cuando las instituciones están tambaleando? El problema no es solo la falta de recursos, sino cómo estos se desvían constantemente en redes de corrupción que asfixian el desarrollo.
Para implementar los acuerdos de APEC, se necesita transparencia, coordinación y políticas públicas eficientes. Pero en el Perú, esas cualidades parecen escasear. La corrupción no solo afecta la economía, sino que mina la confianza ciudadana en los procesos de formalización.
Un futuro incierto
A pesar de los compromisos asumidos en APEC, como impulsar políticas verdes y reducir el desperdicio de alimentos, la gran pregunta sigue siendo: ¿tiene el Perú la capacidad de cumplir? En un país donde el corto plazo está marcado por la inestabilidad y los escándalos políticos, los objetivos de largo plazo parecen lejanos.
Además, el contexto económico global no ayuda. Con una economía desacelerada, y una dependencia excesiva de las exportaciones de materias primas, el Perú está en desventaja frente a otras economías de la región Asia-Pacífico.
El desafío de APEC: no solo un compromiso internacional
Más allá de los discursos y las cumbres, el Perú enfrenta una tarea titánica. Convertir estos acuerdos en beneficios tangibles para su población requiere una transformación política y económica que actualmente parece inalcanzable.
En palabras de un analista local: “No se puede construir una casa sólida cuando los cimientos están podridos. APEC es una oportunidad, pero para aprovecharla, primero hay que arreglar lo que está roto en casa”.
La lucha contra la informalidad y la apuesta por la sostenibilidad son tareas urgentes, pero sin un cambio profundo en el sistema político y económico del país, el Perú podría quedarse nuevamente como el anfitrión que prometió mucho, pero cumplió poco. PURA FINTA.
El beneficio de la formalización
La formalización es mucho más que un simple trámite o una obligación legal; es una herramienta poderosa para transformar vidas y economías. Cuando una persona, un negocio o incluso un sector entero da el salto de la informalidad a la formalidad, se abren puertas a beneficios que antes parecían inalcanzables: acceso a financiamiento, protección social, oportunidades de mercado y estabilidad a largo plazo.
En el plano individual, la formalización protege al trabajador y al emprendedor, ofreciéndoles derechos laborales, acceso a sistemas de salud y pensiones, y mayor seguridad jurídica. Para las empresas, significa entrar al circuito formal del comercio, lo que se traduce en mayores oportunidades de crecimiento, contratos con grandes clientes y un mejor posicionamiento en el mercado.
En términos macroeconómicos, un país con una economía más formal tiene mayores ingresos fiscales, lo que permite invertir en infraestructura, educación y salud. Además, la formalización reduce la desigualdad, ya que integra a los sectores más vulnerables a los beneficios del sistema económico.
Claro está, el proceso no es sencillo. Requiere de políticas inclusivas, reducción de barreras burocráticas y un cambio cultural tanto en los ciudadanos como en el Estado. Pero el esfuerzo vale la pena, porque un país más formal es un país más fuerte, equitativo y preparado para enfrentar los retos del futuro. La formalización no solo beneficia a los involucrados directamente, sino que impulsa el desarrollo integral de toda la sociedad. (Alberto Vela)
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