256 "Loreto: Sin Capacidad de Protesta. Entre la Indiferencia y el Atraso Eterno"
Loreto, la región más rica en recursos naturales y diversidad se ha conformado con ser la última en todo lo demás. Última en educación, última en salud, última en infraestructura y, sobre todo, última en la lucha por la dignidad y el futuro. Mientras el resto del país protesta, se moviliza, reclama sus derechos y se enfrenta a un gobierno corrupto, Loreto está en silencio: Calla el gobernador, callan los alcaldes, callan “los políticos”, callan los dirigentes gremiales y populares, todos callan, todos están muy contentos, ¿Cómo? La indiferencia y el conformismo han tomado las riendas de una región que, hace más de 30 años, fue la chispa de una revuelta histórica contra una dictadura, la de Fujimori. Hoy, la llama de la resistencia se ha extinguido.
¿Qué ha pasado en Loreto? ¿Dónde están los líderes? ¿Dónde están los ciudadanos que deberían estar al frente de la lucha por la dignidad de su región? La respuesta es cruda y dolorosa: se han acostumbrado a la postergación, al abandono, a las migajas que caen de la mesa del poder político. Más de 30 años de gobiernos regionales y municipales corruptos, de “élites” que han privatizado los recursos, de políticos que solo buscan enriquecerse con plata del Estado, han dejado a esta región en el fondo del pozo. El poder económico que se ha consolidado, ahora también es dueño de medios de comunicación que intentaran controlar lo que la gente ve, oye y, peor aún, piensa.
Medios y periodistas. Lejos de ser un contrapeso al poder o una voz crítica, se han convertido en uno de los principales factores de la debacle de esta región. Muchos periodistas, con pocas opciones para sobrevivir en una economía informal y controlada por unos cuantos, terminan poniéndose al servicio del poder corrupto. ¿Y cómo culparlos? La precariedad laboral, el miedo a perder el trabajo y el deseo de tener una vida medianamente digna los lleva a callar, a maquillar la realidad o/a narrar solo lo que les ordenan.
Los medios de comunicación, propiedad de aquellos que controlan el poder económico y político, se han vuelto máquinas de distracción, desinformación y de manipulación. A través de estos canales, se impone una narrativa que convierte la miseria en normalidad, que minimiza la indignación y la transforma en resignación. Se nos hace creer que no hay otra salida que aceptar lo que nos toca, que el progreso es imposible, que la protesta es inútil. Que toda esta miseria es normal.
El periodismo en Loreto, que debería ser la columna vertebral de una sociedad informada y consciente de sus derechos, ha sido reclutado por aquellos que prefieren mantener al pueblo en la oscuridad. En lugar de denunciar la corrupción, de exigir respuestas, de elevar las voces de quienes sufren, muchos periodistas terminan sirviendo de altavoces para aquellos que oprimen. Esta complicidad es, sin duda, una de las principales razones por las que Loreto se encuentra sumida en el abandono y la apatía.
Loreto no lee. Y está comprobado que a más del 70% de sus ciudadanos no le interesa la política. La educación cívica fue eliminada, los medios se enfocaron en el espectáculo y el entretenimiento barato. La economía solo creció para aquellos que se apropiaron del poder económico y, junto con el Estado corrupto, se enriquecieron mientras la región caía en el abandono. El pueblo, agotado por la lucha diaria por sobrevivir, ha perdido la capacidad de indignarse. Ya no hay sueños, solo la necesidad de sobrevivir.
La anemia, la desnutrición, la falta de empleo formal, el desempleo creciente, la informalidad laboral... todos estos problemas deberían ser motivo de rabia, de protesta, de sublevación, de levantamiento. Pero en Loreto, la apatía ha ganado. Ya no se lucha por un futuro mejor, solo se lucha por sobrevivir el día a día, y si eso implica venderse al mejor postor, ya sea a un político corrupto o un empresario que busca lucrar con el sufrimiento del pueblo, todo esto se acepta como parte de la "normalidad".
La gran pregunta que queda es: ¿hasta cuándo? ¿Hasta cuándo nos vamos a conformar con esta miseria? Loreto tiene todo para ser una región próspera, pero no lo será mientras sigamos siendo un pueblo sin ilusión, sin sueños, sin competencia. Un pueblo que no lucha por su dignidad está destinado a seguir siendo esclavo de aquellos que se enriquecen a costa de su pobreza. La única forma de sacar a esta región del atraso es que los ciudadanos de Loreto se levanten, que dejen de venderse por un plato de lentejas, que recuperen su voz y su dignidad.
El futuro de Loreto no está en manos de los políticos corruptos, sino en las manos de sus ciudadanos. Pero para cambiar el rumbo, primero hay que despertar. Y el despertar empieza cuando la verdad se dice sin ataduras, cuando los medios dejan de ser herramientas del poder y se convierten en verdaderos defensores del pueblo.
EL FUTURO DE LORETO
El futuro de Loreto, ante la realidad que hemos descrito, se pinta sombrío si no hay un cambio profundo en la mentalidad y acción de sus ciudadanos, líderes y comunicadores. Si la región sigue atrapada en la apatía, el conformismo y la falta de visión, comenzará en un ciclo interminable de postergación, miseria y dependencia de quienes controlan el poder político y económico. Sin embargo, es importante recordar que este destino no está escrito en piedra; hay caminos alternativos, pero todos requieren un despertar colectivo y un esfuerzo sostenido.
Continuidad de la decadencia: Si no hay un giro significativo, Loreto seguirá siendo víctima de la corrupción estructural que permea sus gobiernos regionales y municipales. La falta de inversión en educación, salud y desarrollo productivo condenará a futuras generaciones a la misma situación de extrema pobreza, desempleo e informalidad. Los ciudadanos, que ya muestran una alarmante desconexión con la política y la vida pública, seguirán viendo sus derechos y oportunidades limitadas. Este ciclo generará una población aún más vulnerable y dependiente de la caridad estatal y la manipulación de las élites locales.
La precariedad educativa, reflejada en los últimos lugares en comprensión lectora y matemáticas, implica que la región no podrá generar los profesionales y técnicos que necesita para desarrollarse. La economía de subsistencia y la falta de oportunidades seguirán siendo la norma, mientras que el éxodo de jóvenes hacia otras regiones o fuera del país crecerá.
El control absoluto de las élites corruptas: El dominio de las élites económicas y políticas sobre los recursos y las decisiones en Loreto seguirá fortaleciéndose si no se produce un despertar ciudadano. Estas élites ya controlan los medios de comunicación, empresas y contratos públicos, y su influencia crecerá si la población sigue pasiva. La captura del Estado, gobierno regional y municipalidades, será más profunda, y las voces críticas serán cada vez más silenciadas, convirtiendo la región en un feudo privado de unos pocos. Las oportunidades para el progreso real estarán al alcance solo de quienes aceptan ser parte del engranaje corrupto o quienes se alinean con estos poderes.
Desperdicio del potencial Loreto: Loreto con su enorme riqueza natural, podría ser una de las regiones más prósperas de Perú si existiera una gestión adecuada de sus recursos y un modelo de desarrollo sostenible. Sin embargo, mientras la población permanezca desinformada y controlada por intereses ajenos a su bienestar, estas riquezas seguirán siendo explotadas en beneficio de otros, dejando solo migajas para la región. El riesgo ambiental también es alto, ya que los intereses extractivos a menudo van de la mano con la corrupción, lo que significa que los recursos naturales de Loreto podrían agotarse sin que sus habitantes se beneficien de ellos.
Un camino alternativo: despertar y acción colectiva: La calamidad de hoy no tiene por qué ser el único futuro. Loreto tiene la posibilidad de revertir su situación si sus ciudadanos logran reconocer que el cambio empieza por nosotros mismos. Esto implica una revolución en la educación, un fortalecimiento de la conciencia política y un rechazo claro a la corrupción y al clientelismo. El despertar comienza cuando la población exige transparencia y responsabilidad de sus autoridades, cuando los periodistas recuperan su dignidad y dejan de ser cómplices del poder, y cuando los jóvenes asumen un papel protagonista en la construcción de un futuro diferente. (Alberto Vela)
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