255- 23 DE OCTUBRE: DIA DE PARO NACIONAL ¡LAS ÉLITES ESTÁN DESESPERADAS!
Hoy es el gran día, 23 de octubre, el día en que miles, quizás millones, de peruanos han decidido levantarse y decir basta a los de siempre. Sí, a los de siempre, esos que desde hace décadas, o mejor dicho, desde siempre, han monopolizado el poder económico y político en el Perú. Las élites, esas mismas familias y grupos que controlan todo lo que se mueve, desde el Congreso hasta los medios de comunicación, hoy están más nerviosos que nunca. Y no es para menos, porque esta vez el pueblo está decidido a no dar un paso atrás.
Las élites: guardianes del status quo
¿Y qué hacen nuestras queridas élites cuando sienten que su trono tambalea? Se resisten con uñas, dientes y billetes. Porque saben que si ceden un poquito, solo un poquito, el castillo de naipes que han construido durante años podría desplomarse. Ellos saben bien que el Perú, ese país que venden como un "milagro económico", ha sido, en realidad, un paraíso solo para ellos, mientras la mayoría se las arregla con migajas. ¡Pero cuidado! Porque ahora el pueblo ha despertado y no está dispuesto a seguir siendo espectador.
Las élites de la KONFIEP no están dispuestas a permitir cambios reales. ¿Redistribución de la riqueza? ¿Reformas estructurales? ¡Qué va! Eso es para otros países. Aquí, en el Perú, las reformas que se aprueban son aquellas que benefician a los grandes grupos empresariales, a esos "emprendedores" que viven del Estado y que, cuando las cosas se ponen feas, no dudan en mandar a la policía y los militares. a las calles para contener las protestas.
El poder de la represión
Y es que, cuando el pueblo se organiza y exige justicia, las élites responden con lo que mejor saben hacer: reprimir. Porque claro, no se puede permitir que la "chusma", los "descontentos" —como ellos llaman a los ciudadanos que reclaman lo que es suyo— se tomen en serio eso de que el Perú les pertenece a todos. Así que, como no hay diálogo ni reformas, lo que queda es la represión.
Hoy, en el día del Paro Nacional, el poder económico y político hará todo lo posible para mantener su posición. Movilizarán a las fuerzas del orden, buscarán desprestigiar el movimiento a través de sus voces en los medios de comunicación y tratarán de dividir a los gremios y organizaciones populares. Porque, ¡oh sorpresa!, las élites no solo manejan el dinero y las leyes, también saben cómo manipular el discurso público. Si no puedes convencer a la gente, ¡pues confúndela!
El pueblo en pie de lucha
Pero hoy, el pueblo peruano está más organizado que nunca. Sabe que el verdadero poder está en la movilización masiva, en la unidad y en la determinación de luchar por un futuro mejor. Las bases populares, los sindicatos, los frentes patrióticos, todos han comprendido que el cambio no vendrá desde arriba, sino desde abajo, desde las calles. Y esa convicción asusta a los de arriba, porque cada vez es más difícil contener a un pueblo que exige lo que por derecho le pertenece: dignidad, justicia y un futuro sin corrupción.
Hoy no se trata solo de un paro más. Este 23 de octubre es la muestra clara de que el Perú está en una encrucijada histórica. Si el pueblo logra mantenerse firme, si las organizaciones sociales y populares logran sostener la presión, entonces, este será el primer paso hacia un nuevo equilibrio de poder. Un equilibrio en el que las instituciones ya no estarán al servicio de una minoría, sino del bien común.
El miedo de las élites
Por supuesto, las élites temen este escenario. No pueden permitir que las cosas cambien, porque eso significaría perder su control sobre los recursos, sobre las decisiones políticas, sobre el país entero. Ellos no quieren un Perú más justo; Quieren un Perú donde ellos signifiquen siendo los dueños de todo. Por eso, hoy verán con nerviosismo las imágenes de las marchas, las protestas, las movilizaciones que se extenderán por todo el país. Y probablemente, se encerrará en sus oficinas a buscar nuevas estrategias para seguir manteniendo el control.
El futuro en juego
Pero el pueblo ya ha hablado. Hoy, en este Paro Nacional, se está librando una batalla crucial para el futuro del Perú. Si las élites logran sofocar el movimiento con represión y manipulación, el ciclo de pobreza, corrupción y exclusión continuará. Pero si el pueblo logra mantenerse firme, se abrirá la posibilidad de forjar un nuevo pacto social, donde las instituciones sirvan a todos y no solo a unos pocos.
Hoy, más que nunca, el destino del Perú está en juego. Las élites saben que su poder no es eterno, y el pueblo sabe que solo a través de la unidad y la movilización se puede construir un país más justo. Así que hoy, 23 de octubre, es un día clave, un día para recordar que el poder de las élites es tan fuerte como la pasividad del pueblo lo permite.
Hoy, más que nunca, el pueblo está decidido a sacudirse el yugo de la opresión y luchar por un Perú donde la dignidad y la justicia no sean privilegios de unos pocos, sino derechos de todos. ¡Es hora de que las élites entiendan que sus días de impunidad están contados!
Las élites y su gran truco mediático: Minimizar la indignación popular
Hoy, 23 de octubre, mientras miles de peruanos salen a las calles en una movilización nacional, los medios de comunicación de las élites intentan desviar la atención del verdadero problema. Según ellos, todo se reduce a un "paro de transportistas" que solo busca exigir mayor seguridad frente a las extorsiones y asesinatos. Qué conveniente, ¿no? Reducir la lucha del pueblo a un simple tema de seguridad vial, cuando lo que realmente está en juego es mucho más profundo.
La realidad es que este paro no es solo sobre los transportistas. Es una respuesta contundente a un gobierno encabezado por Dina Boluarte, un Congreso plagado de partidos políticos corruptos, y unas fuerzas armadas y policiales que, en lugar de defender al pueblo, protegen los intereses de las élites. Las mismas élites que han dominado el poder económico y político durante décadas, y que ahora intentan aferrarse a sus privilegios a toda costa.
¿Por qué minimizarlo? Porque saben que esta movilización va mucho más allá de las demandas del transporte. El pueblo está harto de un sistema que sigue robándole la dignidad y el futuro, y es consciente de que para recuperar el país, no basta con reformas cosméticas. Este paro es solo el comienzo de un esfuerzo mucho más amplio para romper el ciclo de corrupción y abuso de poder que ha secuestrado a Perú.
El intento de las élites de maquillar la situación solo demuestra su miedo. Porque saben que si el pueblo se organiza y toma las riendas del país, su control sobre el poder está en peligro. Dina Boluarte y su séquito no son más que piezas de ajedrez en este juego de poder. Y hoy, el pueblo ha decidido que ya es hora de cambiar las reglas del juego. (Alberto Vela)
El silencio que grita
¡Qué increíble! Mientras miles de peruanos salen a las calles en una jornada histórica de protesta nacional, hay un grupo selecto de "líderes" que ha decidido quedarse cómodamente en sus casas o en sus oficinas climatizadas, disfrutando del espectáculo como si no fuera con ellos. Estos son las autoridades regionales y municipales, los flamantes "líderes" de partidos políticos que están en plena campaña, los dirigentes gremiales y populares que, por alguna razón que nadie entiende, han perdido la voz. Y cómo olvidar a ciertos periodistas, esos que en otros tiempos despotricaban contra todo y todos, y que ahora parecen estar en modo avión, desconectados de la realidad. Este silencio ensordecedor es, sin duda, la mejor confirmación de lo que muchos ya sospechábamos
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