253 PARO NACIONAL ESTE 23 DE OCTUBRE: UNA PRUEBA DE FUEGO PARA EL PUEBLO CONTRA EL GOBIERNO USURPADOR
El 23 de octubre se perfila como un día crucial para el futuro del Perú, especialmente si la convocatoria al paro nacional logra movilizar a amplios sectores del pueblo, que están hartos de un gobierno que no representa sus intereses ni dialoga. Si las fuerzas ciudadanas, cívicas y gremiales responden con contundencia y coordinación, el evento podría marcar un punto de inflexión en la lucha contra el régimen de Dina Boluarte y su círculo de poder.
La magnitud de la protesta y la capacidad de sostener la presión sobre el gobierno podrían determinar si se logra un cambio real o si el poder actual continúa aferrándose a su posición mediante la represión y la protección de los intereses de las élites. Todo dependerá de cuán unidas y decididas estén las fuerzas sociales para enfrentar a un Estado que hasta ahora ha respondido con indiferencia y violencia a las demandas populares. Este 23 de octubre será, sin duda, una prueba de fuego para ambos lados: el gobierno, que buscará mantener el control a toda costa, y el pueblo, que tiene la oportunidad de dar un paso decisivo hacia el cambio.
Gobierno y Congreso: La Alianza del Saqueo en Plena Acción
El Perú está atravesando una de las crisis políticas más graves de su historia reciente, y el gobierno de Dina Boluarte junto al Congreso son los principales actores de esta debacle. Desde la vacancia de Pedro Castillo, la presidencia de Boluarte no ha sido otra cosa que la continuación de un entramado de intereses oscuros. Con apenas un 4% de aprobación, Boluarte se aferra al poder no con legitimidad, sino con el respaldo de un Congreso que comparte el mismo desprecio por la población. Este Congreso, dominado por una amalgama de partidos corruptos, más parece un club de mafiosos que una institución encargada de legislar en beneficio del país.
Cada decisión que toman parece diseñada para proteger a sus propios intereses y a los de los grupos económicos que los respaldan. Las reformas son superficiales, las leyes están hechas a la medida de los grandes empresarios o, peor aún, para blindar a congresistas involucrados en escándalos de corrupción. Han convertido el hemiciclo en un mercado de impunidad, donde se intercambian favores y blindajes a cambio de mantenerse en el poder. Mientras tanto, el país se hunde en una recesión brutal, la delincuencia toma las calles y la corrupción se convierte en un cáncer que carcome todas las instituciones del Estado. La complicidad entre el Ejecutivo y el Legislativo es total: ambos han decidido gobernar de espaldas al pueblo, saqueando los recursos del país sin ninguna vergüenza. ¿Qué queda para los peruanos? La frustración y el desencanto, mientras observan cómo su futuro es hipotecado por una clase política voraz y desconectada.
Adrianzén, la Policía y los Militares: Los Serviles del Status Quo
El primer ministro Alberto Adrianzén es un actor clave en este drama político. Si alguien esperaba que él sería un puente entre el gobierno y el pueblo, esa expectativa se desvaneció rápidamente. Adrianzén ha demostrado ser más un servidor del "Status Quo" que un líder capaz de aplacar las tensiones sociales. No tiene ni la capacidad ni la intención de buscar el diálogo; su rol es claro: proteger los intereses del régimen y de los grupos de poder que lo sostienen.
Lejos de ser una figura conciliadora, Adrianzén se ha consolidado como el escudero de un gobierno que responde con violencia y represión ante el descontento popular. Bajo su mando, la militarización de las ciudades se ha intensificado. Las Fuerzas Armadas y la Policía, más que guardianes del orden público, se han convertido en los protectores de un régimen agonizante. No es la primera vez que vemos este papelón: ya lo hicieron durante la dictadura de Alberto Fujimori, cuando el Ejército y la Policía se alinearon con el poder corrupto, llegando incluso a ser cómplices de violaciones a los derechos humanos.
Ahora, vuelven a repetir la historia, protegiendo a un gobierno que no tiene el respaldo del pueblo y que sobrevive únicamente por la fuerza. Pero que no se engañen: la historia ha demostrado que el poder militar no es eterno, y las fuerzas de seguridad, al final, también tendrán que rendir cuentas. Como ocurrió con Fujimori y Montesinos, cuando los protectores del régimen se convirtieron en los primeros en caer. Adrianzén, lejos de ser un pacificador, parece estar guiando al gobierno hacia un desenlace peligroso.
El Pueblo: Despertando del Letargo
Durante meses, el pueblo peruano ha soportado el abuso, la indiferencia y la traición de sus gobernantes. Sin embargo, esa paciencia ha llegado a su fin. Las protestas iniciales que estallaron tras la vacancia de Castillo han evolucionado hacia un movimiento más organizado y consciente. El pueblo ha comenzado a reconocer que su lucha no es solo contra una persona o un gobierno, sino contra un sistema profundamente corrupto que ha favorecido a unos pocos a costa de la gran mayoría.
El paro nacional convocado para el 23 de octubre es la prueba más clara de este despertar. Los gremios de transporte, los trabajadores de la construcción, los maestros, e incluso sectores de la CGTP, que en su momento parecían estar alineados con el gobierno, están ahora alzando su voz. El pueblo peruano ha entendido que si no actúan ahora, las cosas solo empeorarán. No solo se trata de la corrupción y la inseguridad, sino de la pérdida de esperanza, de un futuro robado por un puñado de políticos que han decidido enriquecerse mientras el país se hunde.
El lema "Vamos por ustedes" no es solo una advertencia, es una declaración de principios. El pueblo está harto de ser ignorado, explotado y reprimido. No piden caridad ni migajas: exigen justicia, exigen un gobierno que los represente verdaderamente y que ponga fin a la podredumbre que ha tomado las instituciones. El pueblo ya no teme a las represalias; han visto cómo murieron sus hermanos en las protestas pasadas, y eso ha calado profundamente en la conciencia colectiva. Ahora, están dispuestos a luchar por lo que es suyo, por su derecho a vivir en un país que respete sus derechos y su dignidad.
Prueba de Fuego: Gobierno y Pueblo Frente a Frente
El 23 de octubre será una fecha clave para el futuro del Perú. El paro nacional, impulsado por un creciente descontento social, pone al gobierno de Dina Boluarte en su momento más crítico. Para Boluarte y su equipo, esta movilización representa una amenaza directa a su continuidad. Han optado por la represión en el pasado, pero esta vez las cosas son diferentes. El país entero está mirando, y la violencia podría ser el principio del fin.
Por otro lado, el pueblo enfrenta también su propia prueba de fuego. Esta movilización no solo se trata de salir a las calles, sino de demostrar que están organizados, que pueden sostener una lucha prolongada hasta que el gobierno ceda. Si el paro nacional logra una participación masiva y sostenida, Boluarte y su círculo cercano estarán contra las cuerdas. Pero si el gobierno logra sofocar las protestas o dividir al movimiento, la ventana de oportunidad para un cambio real podría cerrarse.
Para el gobierno, el desafío será cómo contener el descontento sin que el país arda en un conflicto mayor. Para el pueblo, la clave será mantener la unidad y no dejarse amedrentar por la represión. Los próximos días serán decisivos: si el paro del 23 de octubre es un éxito, el gobierno podría enfrentar una crisis de gobernabilidad irreversible. Ambos lados están en una encrucijada, y lo que ocurra en esta jornada marcará el futuro inmediato del país. El Perú, parece estar al borde de un cambio profundo. El pueblo ha despertado, y el gobierno está jugando con fuego. La pregunta es: ¿quién será el último en quedar de pie? (Alberto Vela)
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